Rosana whiskey Proust
Así es el cerebro, no hace falta ser Proust: suenan ciertas canciones, o surgen ciertos olores, y uno viaja instantáneamente en el tiempo a un momento en el que lo que hacía era beber copas con sus amigos. Copas, por llamarlo de alguna manera. Eran contenedores de whiskey, hielo y cocacola, servido sin ningún criterio ni finalidad, a lo loco. El organismo aguantaba lo que le echaras, así que bien podías bajarte una botella de Cutty, Passport o JB (a mí me gustaba más el Passport), y a la mañana siguiente irte con toda la resaca de birras, chatos, o lo que fuera, porque sabías que un clavo quita otro clavo.
Se canta a los amigos, a la nostalgia en sí misma, pero yo quería hoy cantar a la mecha que detona esos recuerdos. No voy a contar los míos, mis mechas, ya que no pueden ser de mucho interés para nadie, porque cada uno tiene los suyos. Hablando de Proust, no entiendo por qué él no discurrió igual que yo ahora: ¿a quién coño le puede importar la puta magdalena o los espinos en flor? En serio, son doscientas páginas de esa mierda... Creo que vale con ir al meollo de la cuestión. Es como lo del stárets Zósima en los hermanos Karamazov: que se lo lea tu p*ta madre. A mí dame el resumen, que yo ya tengo lo mío, para estar aguantando también lo del stárets. ¡Qué poca consideración!
Estos detonantes de los recuerdos tienen algo de mágico, no en sí mismos, sino para quien los sufre. Además de la parte obvia y primaria de la utilidad de los recuerdos, supongo que deben de tener alguna función auxiliar mucho más interesante y ser, a la postre, una especie de droga para la psique. Esto sería una explicación directa para la nostalgia. Yo recuerdo mi infancia, en general, como una puta mierda, mi adolescencia como otra, y mi vida adulta no mucho mejor. Sin embargo, cuando tiro de recuerdos, salen cosas buenas, y parece que las malas son más tenues. Esta tendenciosidad puede tener su origen en la necesidad de anular lo malo y sustituirlo por un póster de Blondie, para hacer más llevadera la existencia. No sé si tiene una practicidad inmediata desmontar este teatrillo o si es mejor dejarlo como está, o incluso alimentarlo. Si tú lo sabes, a lo mejor es que eres el puto Proust.
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