Gipsy Chef, te calmes
Soy fan de Gipsy Chef, ya lo he dicho. Lo veo en Youtube, aunque infiero que sale en la TV y en algunos otros medios de comunicación. Llegué a las video-recetas por afición a la cocina y también impelido por unos hijos que detestan comer una y otra vez la misma cosa (todas las semanas lentejas, todas las semanas filete de pollo, todas las semanas...). Yo me identifico con esa sensación, así que, en mi condición de cocinero, procuro variar.
Gipsy Chef tiene mucho arte, pero no es un persono que dé recetas para amos de casa convencionales. En cuanto te descuidas te inflige un alga, brotes de soja, sriracha... En casa nos gustan las anchoas, pero no siempre uno tiene anchoas o limones a mano.
Lo que quería decir es que tus recetas, Gipsy Chef, llevan excesivos ingredientes, y casi todos ellos aportan muchísimo sabor. Te escribo porque ayer mi hijo rechazó una segunda ración de pennes a la puttanesca, que hice inspirándome en tu receta. El sabor de la pasta en sí ya era potente. El topping de olivas y anchoas picadas, le añadía un extra-plus. Y, para terminar, la pringada de gremopesto. Nuestras papilas gustativas salieron del comer con muletas. Yo le metí la lengua a ese gremopesto y era un golpe de sabor muy original, con el toque ácido, cremoso... Puf, riquísimo. Pero añadido a todo lo demás... Creo que me se entiende, Gipsy Chef.
Si me estás leyendo, te lanzo un doble reto:
- Crear recetas con ingredientes que sean más de andar por casa. Un pimiento, sí. Un jalapeño, no. O, si no, haz como otros youtuber: danos ingredientes alternativos de sustitución, o al menos dinos que un gremopesto es opcional. Te aseguro que conseguir eneldo o albahaca fresca un martes a las 12:24h es casi imposible para la mayoría de las personas.
- Recuperar los sabores. Tus recetas son brutales, como tú mismo indicas. Me parece importante que los comensales sepan apreciar el sabor de una crema de calabacín sin echarle media tonelada de roquefort, o que tengan la oportunidad de degustar el sabor mineral de un humilde champiñón sin necesidad de añadirle ajo ni pimienta de cayena. Las especias y los sabores con extra de umami están muy bien cuando compras un calabacín de mierda que no sabe a nada, o un tomate irrelevante, eso hay que reconocerlo.
Opino que debemos combatir la comida rápida (y a los restaurantes) no superándolos en sabor, sino en educación, enseñando a nuestros hijos cómo es la comida, exhibiendo los pimientos y las berenjenas reventonas en el cajón de la verdura, invitándolos a picar ajos para el sofrito y a lavar los fresones para el postre, a comer uno "crudo" y sin azúcares añadidos.
Luego, para comer unos buenos macarrones (o pennes), no hace falta atiborrarlos de ajo, cebolla, tomate concentrado, sal, alcaparras, orégano, anchoas, aceitunas, piñones, limón, albahaca, perejil y aceite de oliva. ¡Es demasiado!
También es posible que fuera yo el exagerado, echando mucho de todo, en lugar de la cantidad exacta (y desconocida). Pero creo que no. Tendré que verme un vídeo de pasta a la puttanesca de las pasta grannies, que son mucho más simples y esenciales.
Aun así, gracias, Gipsy Chef, por todas las ideas y el conocimiento que regalas. Te prefiero a otros chef que, sin tener malas ideas, no están del lado del usuario, sino del de la restauración. Viendo lo que hacen, puede concebirse que sus platos puedan cobrarlos todos a precio de langosta del Caribe, con tantas reducciones, infusiones y demás, pero no es comida de batalla, que es lo que me interesa a mí como usuario cocinillas.
Comentarios
Publicar un comentario