Solaris
Yo nunca he sido muy de cine.
Desde hace algún tiempo me ha dado por leer "grandes obras de la literatura". Es decir, títulos y autores muy conocidos que, aunque nunca me han atraído, ahora me esfuerzo por conocer. Muchas de estas obras me gustan. Otras, no.
También me ha dado por hacer algo parecido con películas. Como parte de ese empeño, hoy he visto Solaris, de Tarkovsky, que es un director idolatrado en ciertos círculos cinéfilos. A mí siempre me ha hecho mucha gracia lo de ver películas de nacionalidades extrañas, por supuesto en idioma original, y la indignación del cinéfilo cuando le preguntas si no tiene la misma película doblada al español. Me parecía snob. Ahora ya me da igual, cada uno que haga lo que quiera. Puedo ver las películas dobladas al español, que me resulta más cómodo (aunque algunos doblajes son horribles, eso es cierto, pero los subtítulos muchas veces también son horribles y a mí, personalmente, creo que el idioma original me aporta poco). Si no, tampoco me asusta verlas en VOSE. Ni me asusta una película de Hollywood. Los cinéfilos suelen demonizar las películas solo por ser comerciales o incluso simplemente por ser norteamericanas, salvo si son desconocidas y con la condición de que no hayan sido dobladas al español.
Digo que nunca he sido muy de cine. Creo que ahora tampoco lo soy, pero por lo menos ya entiendo mejor a las personas que les flipa el cine.
Esta peli, Solaris, está sacada de una novela del polaco Stanislaw Lem, uno de los más afamados autores de ciencia ficción, a quien tranquilamente podemos poner junto a Verne, Wells, Asimov o Bradbury.
Creo que poquísimas películas pueden acercarse (por no hablar de superar) a sus versiones literarias. Sencillamente, las novelas son superiores en todos los aspectos, por la cantidad y calidad de sus matices. Hace poco hacía una reflexión muy similar, después de haber visto las versiones cinematográficas de algunas obras de Steinbeck.
En el caso de no conocer (o no existir) la versión literaria de una película, es más fácil valorar el filme per se. Ha sido mi caso con esta peli, ya que no conozco el libro, ni pienso leerlo. De Lem he leído dos o tres y para mí es suficiente, aunque el último que leí (creo que fue el del Congreso de futurología) tenía algunos momentos divertidos (aunque en general terminaba resultando un poco plasta).
En estos casos, decía, es más fácil centrarse en lo que ofrece el lenguaje visual, siempre y cuando el responsable de la película (¿el director?) sea bueno. Este tal Tarkovsky me ha conquistado con su cinta, aunque la historia me resultaba manida y la narración algo lenta, como corresponde casi siempre a la época. Me ha entusiasmado visualmente, me han gustado los motivos que se repetían como en una sinfonía, me han gustado los actores, no podía dejar de mirar esas fuertes manos de Hari, y hacia el final, me ha encantado un primer plano que hace a la oreja de Donatas Banionis:
Esto no lo encontrarás nunca en un libro. Así que entiendo que el cine le guste mucho a la gente, sobre todo a la que no ha leído un libro en su vida, porque no me imagino nada más ramplón que una vida sin libros y encima también sin cine o algo equivalente, algo que esponje el alma, o aunque sea que espabile un poco el cerebro. Una vida compuesta de raciones de vida normal y ocio a base de pelis de Hollywood, puedo entender que espante.
El día que la palme tendré menos prejuicios, seré más sabio y mejor persona.
Comentarios
Publicar un comentario