Cuando alguien la palma
Se ocupa uno todo el día en tonterías, y si se propusiese ocuparlo en cosas importantes de verdad, no sabría qué hacer. Esto, lo otro... Casi todo lo que hacemos son tonterías.
Del dolor que nace de la muerte de un ser querido, nace también una pregunta: ¿quién cojones hace algo que de verdad sirva para algo?
Muchos de los avances han servido para abundar en nuestra voluntad de supervivencia: somos médicos imperfectos. Esto, en lo que respecta a la supervivencia de la especie.
Y como especie, ¿tenemos algún interés común, más allá de sobrevivir? Ni siquiera tengo claro que la supervivencia sea un interés legítimo, inalienable. O interesante. A nosotros nos gusta, porque tenemos ese instinto. Pero más allá del instinto, ¿por qué sobrevivir como especie? Si llegáramos a existir dentro de un millón de años, ¿qué estaríamos haciendo que fuera tan interesante?
Está implantado en nuestro cerebro (en la mayoría de nosotros): sobrevivir, caer bien, cuidar a los otros. Estos intereses básicos tan cuestionables nos llevan a tomar decisiones horrorosas, como trabajar cincuenta años en la misma empresa o aguantar a un montón de personas que no nos aportan nada (más allá de ser pertinaces felicitadores de cumpleaños, o gente que siempre está allá donde se mire, invariablemente y sin aportar un ápice de novedad en ningún sentido).
Al fin y al cabo, ¿qué interés tenemos fuera del contexto social? ¿De verdad somos guays aunque seamos personas aisladas y desconectadas de todo? ¿Por qué? ¿Hacemos unos polvorones buenísimos, aunque nadie lo sepa? ¿Somos los filósofos de la verdad? ¿Nos alimentamos de nosotros mismos? ¿O más bien necesitamos el feedback ajeno, en menor o mayor medida?
Del dolor que nace de la muerte de un ser querido, nace también una pregunta: ¿quién cojones hace algo que de verdad sirva para algo?
Muchos de los avances han servido para abundar en nuestra voluntad de supervivencia: somos médicos imperfectos. Esto, en lo que respecta a la supervivencia de la especie.
Y como especie, ¿tenemos algún interés común, más allá de sobrevivir? Ni siquiera tengo claro que la supervivencia sea un interés legítimo, inalienable. O interesante. A nosotros nos gusta, porque tenemos ese instinto. Pero más allá del instinto, ¿por qué sobrevivir como especie? Si llegáramos a existir dentro de un millón de años, ¿qué estaríamos haciendo que fuera tan interesante?
Está implantado en nuestro cerebro (en la mayoría de nosotros): sobrevivir, caer bien, cuidar a los otros. Estos intereses básicos tan cuestionables nos llevan a tomar decisiones horrorosas, como trabajar cincuenta años en la misma empresa o aguantar a un montón de personas que no nos aportan nada (más allá de ser pertinaces felicitadores de cumpleaños, o gente que siempre está allá donde se mire, invariablemente y sin aportar un ápice de novedad en ningún sentido).
Al fin y al cabo, ¿qué interés tenemos fuera del contexto social? ¿De verdad somos guays aunque seamos personas aisladas y desconectadas de todo? ¿Por qué? ¿Hacemos unos polvorones buenísimos, aunque nadie lo sepa? ¿Somos los filósofos de la verdad? ¿Nos alimentamos de nosotros mismos? ¿O más bien necesitamos el feedback ajeno, en menor o mayor medida?
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