Síndrome posnavideño

Se ha multiplicado por 7 la cantidad de gente que lee en el metro... ¡Libros! Es síntoma claro de que la peña ha regalado libros por navidad, que es barato y resultón. También se ve a muchos que estrenan cazadora, zapatos, mochila y colonia. El tema pestuzo también se ha multiplicado por 7. Además no está haciendo frío este invierno y las moléculas de olor viajan mucho más rápido en estas condiciones.
Hablando de metro, el nuevo abono transportes es el peor invento que he conocido desde el Compact Disc (aka "CD"). Con una sola razón bastaría, pero tengo varias:
  • Puede fallar la tarjeta, también el lector (en eso, igual que el CD).
  • En tres meses, se me han jodido dos tarjetas.
  • Si falla la tarjeta o no puede leerse, no existe modo humano de verificar (aunque fuera visualmente, como antaño) si la tarjeta es de verdad o de mentira. En la estación de Casa de Campo, el señorín me dijo que me dejaba pasar, pero que prácticamente me consideraba un delincuente, ya que no se sabía si yo tenía un título válido de transporte o un vulgar cacho de plástico.
  • Cuando adquieres el título, te piden tus datos. Cuando vas de nuevo porque se ha jodido la tarjeta, te piden tus datos. Es decir: que estén almacenados en base de datos, no significa que ellos mismos tengan acceso a esos datos (????).
  • En mi caso cometieron un error (el señor estanquero) y me "duplicaron" el DNI. Es decir, que en su base de datos entró mi DNI duplicado, y el sistema lo admitió. E incluso mi nuevo abono estuvo funcionando sin problemas durante dos o tres días, hasta que luego quedó invalidado/anulado. Pero previamente había podido meterse una entrada errónea en esa BBDD, lo mismo que podrían haber entrado 10 millones de entradas erróneas. ¿Para qué están los hacker, entonces, si ya se hackean ellos solos?
  • Los señorines de Argüelles, muy amables. Se nota que se enfrentan a diario a las putas tarjetitas que no funcionan, ni tampoco los lectores, ni el sistema informático ni nada.
  • Los de Atención al Cliente de Sol, jamás he encontrado personas más desagradables en toda mi vida. Primero, te obligan a ponerte en un rincón de la "oficina", porque si no se abre la puerta automática y es un coñazo (es decir, de nuevo la tecnología JODE en lugar de ARREGLAR una situación). Luego, su sistema es ser bordes, simplemente porque el mundo está lleno de idiotas. Esto es el lado más humano, enternecedor, y que al mismo tiempo más ganas da de tirarles una bomba de gas sarín. Por último (aunque esto no es específico de esta empresa), todo su interés era echarle la bulla al estanquero, pasando por alto el pequeño detalle de que era su sistema informático el que permitía introducir un NIF duplicado en la base de datos.
  • Para hacerte el abono necesitas algo que llaman "cita previa", que no existe. Yo lo intenté por internet, y en el primer mes no había citas libres. Ni en el segundo, y asín sucesivamente. No sé si era fallo informático, pero el tío del estanco (por muy mongui que sea) me confirmó que era imposible conseguir cita por internet, que era mejor acercarse y punto. Hay poquísimas oficinas. Y para reclamar, según lo que sea te puedes ir a tres o cuatro sitios, o si no te mandan a Ríos Rosas. ¿Quién puede gastar una tarde porque su puta mierda de sistema no funciona, y en el camino mientras te van tratando igual que a un ladrón o montapollos?
En su favor (si es que eso es un favor), diré que este sistema te obliga a pagar mucho más. Yo he tenido que pagar billetes sueltos de metro a porrillo, porque es eso o enfrentarte a la posibilidad de un gorila al que ni le interesan tus explicaciones ni puede comprobarlas, ya que carece de medios para hacerlo. A eso se le suma que uno tenga que andar dando vueltas por toda la ciudad para solucionar la cosa más tonta. Una de las tarjetas que no me funcionaba, no funcionaba o sí, según quisiera. ¿Qué haces si tienes prisa y no funciona? Te puedes colar saltando por algún sitio (si eres suficientemente ágil) y exponerte a que a la vuelta haya un guarda jurado (que en eso no han escatimado presupuesto) al cual no puedes explicarle nada, porque no tiene manera humana de comprobar si tú has pagado o no, AUNQUE ESTÉ REGISTRADO INFORMÁTICAMENTE y tú tuvieses todas las de ganar en un hipotético juicio. Pero en el momento la cosa es más del tipo te jodes y pagas, te meto un porrazo en el esternón o salte de aquí y te vas andando al "Consorcio", que es una especie de tierra prometida en la calle Ríos Rosas.
Es como cuando tu banco no te cobra comisiones por sacar dinero en otra entidad "siempre y cuando no haya una oficina de tu propio banco en la zona". Vas al Bankia de Barceló y no tienen pasta o no funcionan. Vas a la oficina de Fuencarral, y lo mismo. Estás con unos colegas o con ganas de volver a casa y hacerte una paja. ¿Vas a invertir 45 minutos en acercarte a otra oficina? ¿A dónde? ¿A la Gran Vía? ¿Para que tampoco funcione o "no pueda realizarse la operación en ese momento"? ¿O te jodes y te meten 1,50 de comisión en La Caixa que está al lado?
Antes a uno le parecía sospechoso que llenaran de radares los túneles de la M-30 y le multasen por ir a 80 en vez de a 70 (en lugares donde no tiene ni pies ni cabeza ir a esa infravelocidad). Y aún más sospechoso que te llegase la multa a casa y te ofreciesen la posibilidad de un "descuento" si pagabas en menos de un mes, o algo así. Descuento "por pronto pago". WTF! Márketis, dinero, multas, coacción (perder tiempo, dinero, enfrentarte a situaciones vejatorias, etc.).
Lo del metro y lo de los bancos (igual que lo de las teleoperadoras) ya es más refinado. Es igual, pero en plan automatizado, para que te castigues o te multes tú solo. ¡Ah! Que no tienes internet. Pues llamas y apenas te hagas entender después de doce horas al teléfono distribuidas en varios días, te lo arreglan o no y vuelta a empezar. Eso sí, que se te ocurra no pagar... ¡Es que llevan un mes sin darme servicio! Pues se lo cuenta vd. al sistema informático o a la teleoperadora de turno, que es súper-agradable e inteligente hasta que empiezas a dar problemas, y entonces ya empieza a entender todas las frases al revés, se corta la llamada, te pasan con un compañero que no existe, te ponen en espera (perpetua)...
La cosa es que las empresas privadas puedan ejercer sobre el usuario una fuerza desmesurada que el usuario pueda esquivar pagando unos billetitos de metro, una facturilla de cuarenta euros o una multeja de 200, que se queda en 120 con el descuento, o le dejo a vd. irse de libre, pero se queda sin poder utilizar el iPhone que vd. me compró. ¡Se siente!... ¡Es por contrato! A mí me pasó con un Samsung cutre y pude pagar los 10 pavos de la liberación, pero algún colega tengo que no lo soluciona por menos de 150.
Ya lo habré contado, pero lo cuento otra vez, dado que este año me ha vuelto a suceder. Doy de alta el ADSL (o el servicio que sea que me venga bien) en mi domicilio veraniego. Luego lo doy de baja en septiembre (octubre, o cuando a mí me salga del nabo). Es decir, lo intento. Primeramente, te salta el "automático" que pide que describas brevemente el motivo de tu llamada. Si dices "baja ADSL", te ponen en espera infinita. En sabiéndolo, yo siempre digo ya "alta ADSL", que lo cogen de inmediato. Ahí ya me dicen que ha habido algún error y que me pasan con el departamento bueno, que suele ser una cosa rápida.
Los primeros años era mucho más fácil darse de baja, porque sólo tenían que enviarte una carta por correo ordinario (que podía llegar cuando le saliese de los cojones), luego tú enviabas la confirmación por fax y asunto resuelto, en apenas un mes (que te seguían cobrando) ya lo tenías hecho.
Después se endureció la ley, que obligó a las telecos a dejarse de gilipolleces y conceder la baja a sus usuarios sin oponer dificultades inventadas del tipo de las doce pruebas de Astérix. Pero eso fue la cagada. Porque a mí ya dos veces me han hecho la pirula. Te dicen que todo OK y al mes siguiente, o dos o tres o cuatro meses más tarde (como me pasó la primera vez), te das cuenta de que siguen pasándote el recibo, así que de OK nada. Vuelves a llamar y te dicen que no les consta que nadie haya pedido la baja y que seguramente has estado aprovechando el servicio y ahora quieres no pagarlo, que están acostumbrados a que la peña les quiera robar, especialmente personas ineptas que siempre es su culpa todo lo que ocurra. El último año me han dicho que sí les constaba mi petición de baja y que había habido un error, y que me daban la baja "retroactiva", cosa que no impidió que al tercer o cuarto mes después me siguiesen pasando la factura. La última vez que llamé, la operadora me dijo literalmente que era mejor pagar, porque era "la última" factura. Yo ya la había devuelto, ese mes, y el anterior, y el de más atrás. Yo sabía, como ella, que si pagaba la dichosa factura, dejarían de pasármela una y otra vez, y me ahorraría los cabreos y las horas gastadas al teléfono. Pero ya llega un momento en que te lo tomas de otra manera y piensas que una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil. Te apuntas el nombre de la operadora, los números de expediente, las fechas y cantidades exactas... Y de pronto el eslabón más débil siente que toda la mierda hace presión sobre él y ¡chas! De pronto María Margarita Vélez ha advertido en tu voz que su nombre va a imprimirse en un uniforme de la cárcel modelo de Soto del Real, porque tu nombre ya está en el punto 5 del Protocolo de Presión y Puteo y sabes cómo se llama, y que le consta que tienes apuntados todos los números de referencia, fechas y nombres de los otros operadores.
Me cago abiertamente en el Movistar, la Bankia, el Metro, el Ayuntamiento de Madrid, etc. Sé que entre todos suman un mínimo de 300 mil personas cuyo trabajo consiste en joderme a mí, personalmente, con nombre y apedillos. Y que, si hiciera falta, me mandarían unos matarifes a casa, para que no tuviese yo que desplazarme personalmente hasta el matadero.

Ahora vamos a empezar a cambiar los códigos. Por exigencia del guión.

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