Teta de novicia

Dícese de un manjar extremadamente apetecible, a la par que delicado e inusual.
Ayer, con un amigo. Hoy con los Molly Hatchet, a pesar del sonido absurdamente atronador, que incluso se han tocado el "Free Bird". Yo me esperaba cualquier cosa, pero me ha gustado mucho-mucho. Un directo que nada tiene que ver con los álbumes de estudio, mucho más flojitos.
El sr. R. no es sólo un erudito de la música, sino que además le gusta mucho la música, las camareras con cuerpos imposibles y le llaman la atención los músicos albinos (o vejestorios) que se trasladan desde el escenario hasta la barra del bar con ayuda de un bastón.
Y, para terminar, un amigo que entiende las cosas y no restringe la realidad sólo hasta antes de las 6 de la mañana.

Sensación de haber cumplido con el deber, salvo por el pequeño detalle de no haber podido visitar el We Rock, que estando chapado resultaba mucho menos glamuroso. Habrá más días o no, pero eso da igual, porque todo está bien.

Comentarios