Los garbanzos más ricos del mundo
En disputa con unos pedrosillanos con almejas que comí la última vez en Brañosera, y con los del cocido madrileño bien hecho de cualquier madre (unos que hice yo una vez, también valían).
Lo curioso es que estaban sin sal.
Les puse uno de esos paquetes de "compango asturiano" del Mercaporras, que a mí me parece que da muy buen sabor a cualquier tipo de cocido, aunque a veces resulta demasiado fuerte, porque es muy salado. También llevaba ajo, zanahorias y dos patatas pequeñas de última hora.
El truco ha sido que se me ha ido la hora y se ha consumido el agua (además, que estoy desentrenado de la olla exprés), hasta que casi empezaba a pegarse por debajo. De esa manera, los garbanzos han absorbido toda la saladez del compango y han quedado perfectos. Otras veces me parecía que el cocido (con compango) tenía buen sabor, pero un poco excesivo. Hoy, ideal. Y de textura, también. Blanco lechoso en su punto. Al hijo pequeño le han encantado. El mayor se come todo lo que pilla, y si no se queja es buena señal, aunque ayer fue condescendiente y me felicitó por la crema de puerros y calabacines.
Volviendo al cocido (yo llamo cocido a cocer una legumbre cualquiera con lo que cada uno quiera echarle de carne y verdura), tenía pensado poner la sal a media cocción, al añadir la patata. Y se me olvidó, porque estaba en mitad de una obra casera y a punto de recibir a un operario de Movistar (motivo por el cual también se me pasó la hora de quitarlo y propició la consumición del agua). Es lo de menos. Pero quería dejar apuntado que ha sido una casualidad tipo Fleming.
Lo curioso es que estaban sin sal.
Les puse uno de esos paquetes de "compango asturiano" del Mercaporras, que a mí me parece que da muy buen sabor a cualquier tipo de cocido, aunque a veces resulta demasiado fuerte, porque es muy salado. También llevaba ajo, zanahorias y dos patatas pequeñas de última hora.
El truco ha sido que se me ha ido la hora y se ha consumido el agua (además, que estoy desentrenado de la olla exprés), hasta que casi empezaba a pegarse por debajo. De esa manera, los garbanzos han absorbido toda la saladez del compango y han quedado perfectos. Otras veces me parecía que el cocido (con compango) tenía buen sabor, pero un poco excesivo. Hoy, ideal. Y de textura, también. Blanco lechoso en su punto. Al hijo pequeño le han encantado. El mayor se come todo lo que pilla, y si no se queja es buena señal, aunque ayer fue condescendiente y me felicitó por la crema de puerros y calabacines.
Volviendo al cocido (yo llamo cocido a cocer una legumbre cualquiera con lo que cada uno quiera echarle de carne y verdura), tenía pensado poner la sal a media cocción, al añadir la patata. Y se me olvidó, porque estaba en mitad de una obra casera y a punto de recibir a un operario de Movistar (motivo por el cual también se me pasó la hora de quitarlo y propició la consumición del agua). Es lo de menos. Pero quería dejar apuntado que ha sido una casualidad tipo Fleming.
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