Suicidio
Hoy quiero hablar del suicidio, un tema tabú. Da igual que seas religioso o ateo, parece ser que casi nadie quiere que te suicides.
Suicidarse no significa nada, en sí mismo. El que se suicida, termina. Acaba. Y, por tanto, nada de lo que suceda a causa del suicidio tiene significado para él.
Por tanto, lo malo de suicidarse es la decisión. Es una cuestión de posibilidades. ¿Qué pasaría si me suicidase? ¿Qué pasaría si no? Los demás siempre opinan, por lo general, que todo tiene arreglo (suponiendo que el que se suicida lo hace porque se le ha estropeado algo), o que "algo" puede pasar y hacer que uno vea las cosas de manera distinta.
Pongamos por caso al típico señor que está herido mortalmente de amor. Le dirán: hay más peces en el mar. Un clavo quita otro clavo. No es el fin del mundo, hay mucho por explorar. Hay más cosas aparte del amor. Etc. Y todas esas frases son ciertas. O no. ¿Hay más peces? ¿Clavos? ¿Eso qué significa? Y, suponiendo que un pez sustituyese a otro pez y un clavo a otro clavo, ¿por qué? Nadie me asegura encontrar otro pez ni otro clavo. Y, además, yo no tengo por qué andar siempre a la búsqueda de clavos y peces. ¡Es absurdo! Y el tema de la sustitución: cambia el amor por las drogas, los peces, las misiones en África. Son otras formas de amor.
A mí ahora se me ocurre un argumento: oyes, tú. Eso que considerabas el amor absoluto y más deseable e inefable, es mentira. ¿Recuerdas cuando Espinete era lo más para ti, cuando tenías siete años? Pues no existía. Ni existe. Es mentira. Es una patrañeja para ir tirando. Es una pena que nadie te haya explicado antes que nada es verdad: ni Espinete ni el amor ni nada. Pero es lo que es. Ahora, si te suicidases, serías un tonto, un simple, un crédulo. Espérate seis meses y si, aun así, no le coges el punto a la vida, pégate un tiro en la cabeza y asunto resuelto. Total, las balas no se van a ninguna parte. Mucha gente encuentra la paz haciendo bien un trabajo, el que sea, o relacionándose con otras personas, enseñando las cosas que uno sabe, buscando el prestigio o el reconocimiento social. Lo que sea. La cosa es disfrutar. Esto es una oportunidad. Si no se aprovecha, está claro: tiro en la cabeza.
Y con el mismo argumento debe atacarse al incrédulo del suicidio. ¿Qué motivos hay para no suicidarse? ¿Qué pasa si uno no le coge el punto a vivir? ¿O si decide que prefiere terminar con todo? Aunque sea "egoísta". Normalmente, cuando se tilda el suicidio de egoísta, son los otros los que tendrían que hacerse mirar el tema del egoísmo. En serio. O, por lo menos, pensarlo.
Para mí es mucho más suicidio, mucho más censurable, entrar en una mecánica de vida irrelevante donde uno no aporta nada, o lo que aporta no sirve para nada. Eso se llama, en mi pueblo, rellenar el tiempo, y deja menos espacio para otros. Si uno no se cree la vida, me parece perjudicial vivir (para esa persona y las de alrededor).
Suicidarse no es bueno ni malo. Es una solución tajante para ciertos problemas particulares, y hay que ser cuidadoso y reflexivo para meterse en suicidios. Me da igual suicidarse para matar a un dictador o por puro aburrimiento. El caso es que el suicidio tenga sentido, que dé una respuesta válida a un problema concreto. Esa es la única manera de asegurarse de que la decisión es buena. Y opcional... También. Para la mayoría de los problemas hay muchas posibles respuestas. Hay que ser listo y exprimir la vida, que no deja de ser una oportunidad de hacer algo interesante. Pocas veces tiene uno la posibilidad de estar vivo conscientemente. Cada muchos millones de años (!). Y es uno, además, representante de un montón de átomos que llevaban millones de año esperando poder juntarse para componer un ser vivo pensante. Tampoco es para abrumarse. "Millones de años" no es tanto como parece. Pero es, sin duda, una curiosidad, y hay que hacer lo posible por dar la talla.
Es mi único argumento en contra del suicidio. Cada uno de nosotros somos una rareza, y es una pena desperdiciarlo.
Pero, supercediendo a la rareza, está el individuo. No somos mascotas del destino. Por ahora.
Brindo a la salud de todos los suicidas, especialmente a la salud de los que hicieron el último gesto, como en una partida de ajedrez, sin haber advertido lo que podría haber sido su mejor movimiento.
Suicidarse no significa nada, en sí mismo. El que se suicida, termina. Acaba. Y, por tanto, nada de lo que suceda a causa del suicidio tiene significado para él.
Por tanto, lo malo de suicidarse es la decisión. Es una cuestión de posibilidades. ¿Qué pasaría si me suicidase? ¿Qué pasaría si no? Los demás siempre opinan, por lo general, que todo tiene arreglo (suponiendo que el que se suicida lo hace porque se le ha estropeado algo), o que "algo" puede pasar y hacer que uno vea las cosas de manera distinta.
Pongamos por caso al típico señor que está herido mortalmente de amor. Le dirán: hay más peces en el mar. Un clavo quita otro clavo. No es el fin del mundo, hay mucho por explorar. Hay más cosas aparte del amor. Etc. Y todas esas frases son ciertas. O no. ¿Hay más peces? ¿Clavos? ¿Eso qué significa? Y, suponiendo que un pez sustituyese a otro pez y un clavo a otro clavo, ¿por qué? Nadie me asegura encontrar otro pez ni otro clavo. Y, además, yo no tengo por qué andar siempre a la búsqueda de clavos y peces. ¡Es absurdo! Y el tema de la sustitución: cambia el amor por las drogas, los peces, las misiones en África. Son otras formas de amor.
A mí ahora se me ocurre un argumento: oyes, tú. Eso que considerabas el amor absoluto y más deseable e inefable, es mentira. ¿Recuerdas cuando Espinete era lo más para ti, cuando tenías siete años? Pues no existía. Ni existe. Es mentira. Es una patrañeja para ir tirando. Es una pena que nadie te haya explicado antes que nada es verdad: ni Espinete ni el amor ni nada. Pero es lo que es. Ahora, si te suicidases, serías un tonto, un simple, un crédulo. Espérate seis meses y si, aun así, no le coges el punto a la vida, pégate un tiro en la cabeza y asunto resuelto. Total, las balas no se van a ninguna parte. Mucha gente encuentra la paz haciendo bien un trabajo, el que sea, o relacionándose con otras personas, enseñando las cosas que uno sabe, buscando el prestigio o el reconocimiento social. Lo que sea. La cosa es disfrutar. Esto es una oportunidad. Si no se aprovecha, está claro: tiro en la cabeza.
Y con el mismo argumento debe atacarse al incrédulo del suicidio. ¿Qué motivos hay para no suicidarse? ¿Qué pasa si uno no le coge el punto a vivir? ¿O si decide que prefiere terminar con todo? Aunque sea "egoísta". Normalmente, cuando se tilda el suicidio de egoísta, son los otros los que tendrían que hacerse mirar el tema del egoísmo. En serio. O, por lo menos, pensarlo.
Para mí es mucho más suicidio, mucho más censurable, entrar en una mecánica de vida irrelevante donde uno no aporta nada, o lo que aporta no sirve para nada. Eso se llama, en mi pueblo, rellenar el tiempo, y deja menos espacio para otros. Si uno no se cree la vida, me parece perjudicial vivir (para esa persona y las de alrededor).
Suicidarse no es bueno ni malo. Es una solución tajante para ciertos problemas particulares, y hay que ser cuidadoso y reflexivo para meterse en suicidios. Me da igual suicidarse para matar a un dictador o por puro aburrimiento. El caso es que el suicidio tenga sentido, que dé una respuesta válida a un problema concreto. Esa es la única manera de asegurarse de que la decisión es buena. Y opcional... También. Para la mayoría de los problemas hay muchas posibles respuestas. Hay que ser listo y exprimir la vida, que no deja de ser una oportunidad de hacer algo interesante. Pocas veces tiene uno la posibilidad de estar vivo conscientemente. Cada muchos millones de años (!). Y es uno, además, representante de un montón de átomos que llevaban millones de año esperando poder juntarse para componer un ser vivo pensante. Tampoco es para abrumarse. "Millones de años" no es tanto como parece. Pero es, sin duda, una curiosidad, y hay que hacer lo posible por dar la talla.
Es mi único argumento en contra del suicidio. Cada uno de nosotros somos una rareza, y es una pena desperdiciarlo.
Pero, supercediendo a la rareza, está el individuo. No somos mascotas del destino. Por ahora.
Brindo a la salud de todos los suicidas, especialmente a la salud de los que hicieron el último gesto, como en una partida de ajedrez, sin haber advertido lo que podría haber sido su mejor movimiento.
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