Falsas deducciones
Si tiramos una piedra y cae al suelo sin la menor vacilación, podemos deducir que la segunda piedra seguirá el mismo camino, o bien que la primera piedra está "trucada", o bien que hay piedras que caen y otras no. Al tirar la segunda piedra, si reacciona igual que la primera, nos decantaremos por deducir que las piedras, en general, caen. La tercera y la cuarta piedra nos convencerán definitivamente. ¿Cuántas posibilidades hay de que nos encontremos en mitad de un experimento científico donde nada cae, excepto unas piedras trucadas que estaban a nuestro alcance? ¿Que no conozcamos pedruscos flotantes significa que no puedan existir, bajo ningún concepto?
Si yo gasto una broma consistente en tirar un bebé (ficticio o no) por el balcón y gritarle al de abajo "¡Coge el bebé!", se me ocurre que el de abajo puede reaccionar de muchas maneras distintas: lo coge, no lo coge, quiere cogerlo pero es torpe y no puede, lo coge y llama al manicomio, lo coge, sube y me da un par de ostias, se da cuenta de que era broma y se parte de la risa... Depende de su manera de entender la vida, de cómo reaccione en situaciones súbitas y extrañas, de si ese día le duele la cabeza... Un montón de cosas. Un montón finito, pero muy variado, lo suficientemente variado como para no arriesgarse a deducir lo que va a pasar. Seguramente, la mayoría de las personas intenten coger el bebé. Claro que si les tiras una bomba, seguramente la mayoría también intente coger la bomba, por puro acto reflejo. Pero ¿qué motivos podrían tener para querer coger un bebé volador? ¿Qué pasaría cuando descubriesen que el bebé era de trapo o que no era un bebé, sino un señor calvo disfrazado de bebé?
Todo eso, en una "situación extrema" donde, en principio, todos deberíamos tener muy claros los criterios: 1: proteger bebé; 2: averiguar si es o no un bebé; 3: poner bebé a salvo si procede; 4: si era un bebé de coña, seguir nuestro camino.
¿Qué pasa en una situación completamente desprovista de extremidades? Entrar en un ascensor y decir "buenos días", lo menos comprometido del mundo. Nos pueden responder "buenos días". Y nosotros, replicar "bonito día". Y el otro responder "sí".
En primer lugar, el tipo del ascensor pensará que somos gilipollas (¿bonito día? ¿qué coño es eso?). También puede ser que hayamos echado un polvazo hace cinco minutos. O bien que, en realidad, sea un día tan bonito que no podemos evitar comentarlo, porque somos sensibles a ese tipo de cosas. También podemos ser algo mamones y estar diciéndolo de coña. O ser unos cínicos y haberlo dicho con sorna disimulada, con objeto de provocar inquietud en el tipo del ascensor. Hay muuuchas posibilidades. ¿Por qué dirías tú "bonito día" en un ascensor?
¿Y qué pensarás tú del tipo del ascensor? Si eres un cínico, puede que pienses que el tío es gilipollas perdido, porque mira que contestar "sí" a la soplapollez del "bonito día"... Y además alguien inseguro, que contesta "buenos días" a otro "buenos días" para no arriesgar, ni en forma ni en fondo. O todo lo contrario, que es un soberbio que sólo te responde mecánicamente, y si no hace como si no existieras, porque él no aporta nada en la conversación ni añade nada a la experiencia. O a lo mejor...
Saber juzgar a las personas es importante, y difícil, pero no hay que olvidar saber juzgar también las situaciones. Sea lo que sea lo que pretendes, necesitas toda la información. Da igual que sea para ayudar, para putear, para evitar o provocar conflictos. Para cualquier cosa nos viene bien saber juzgar personas y situaciones. Y la parte más importante de todas, en hablando de personas, es la de no aventurar suposiciones demasiado rápido. Las personas tímidas, por ejemplo, muchas veces parecen bordes. Es un hecho. Y las extrovertidas, por contra, a veces parecen tontainas. Si lo sabemos, no juzguemos a toda prisa, no hace falta. Si nos interesa la persona o la situación (o ambas), hay que fijarse en los detalles, indagar y hacer un montón de comprobaciones antes de condenar a alguien y colgarle cualquier sambenito. La vieja frase de "las apariencias engañan" es cierta la mayoría de las veces. Y, además, uno mismo puede ser muchas veces tonto y listo, justo o injusto, amable o cortante, según si hace frío o calor.
We are monkeys.
Si yo gasto una broma consistente en tirar un bebé (ficticio o no) por el balcón y gritarle al de abajo "¡Coge el bebé!", se me ocurre que el de abajo puede reaccionar de muchas maneras distintas: lo coge, no lo coge, quiere cogerlo pero es torpe y no puede, lo coge y llama al manicomio, lo coge, sube y me da un par de ostias, se da cuenta de que era broma y se parte de la risa... Depende de su manera de entender la vida, de cómo reaccione en situaciones súbitas y extrañas, de si ese día le duele la cabeza... Un montón de cosas. Un montón finito, pero muy variado, lo suficientemente variado como para no arriesgarse a deducir lo que va a pasar. Seguramente, la mayoría de las personas intenten coger el bebé. Claro que si les tiras una bomba, seguramente la mayoría también intente coger la bomba, por puro acto reflejo. Pero ¿qué motivos podrían tener para querer coger un bebé volador? ¿Qué pasaría cuando descubriesen que el bebé era de trapo o que no era un bebé, sino un señor calvo disfrazado de bebé?
Todo eso, en una "situación extrema" donde, en principio, todos deberíamos tener muy claros los criterios: 1: proteger bebé; 2: averiguar si es o no un bebé; 3: poner bebé a salvo si procede; 4: si era un bebé de coña, seguir nuestro camino.
¿Qué pasa en una situación completamente desprovista de extremidades? Entrar en un ascensor y decir "buenos días", lo menos comprometido del mundo. Nos pueden responder "buenos días". Y nosotros, replicar "bonito día". Y el otro responder "sí".
En primer lugar, el tipo del ascensor pensará que somos gilipollas (¿bonito día? ¿qué coño es eso?). También puede ser que hayamos echado un polvazo hace cinco minutos. O bien que, en realidad, sea un día tan bonito que no podemos evitar comentarlo, porque somos sensibles a ese tipo de cosas. También podemos ser algo mamones y estar diciéndolo de coña. O ser unos cínicos y haberlo dicho con sorna disimulada, con objeto de provocar inquietud en el tipo del ascensor. Hay muuuchas posibilidades. ¿Por qué dirías tú "bonito día" en un ascensor?
¿Y qué pensarás tú del tipo del ascensor? Si eres un cínico, puede que pienses que el tío es gilipollas perdido, porque mira que contestar "sí" a la soplapollez del "bonito día"... Y además alguien inseguro, que contesta "buenos días" a otro "buenos días" para no arriesgar, ni en forma ni en fondo. O todo lo contrario, que es un soberbio que sólo te responde mecánicamente, y si no hace como si no existieras, porque él no aporta nada en la conversación ni añade nada a la experiencia. O a lo mejor...
Saber juzgar a las personas es importante, y difícil, pero no hay que olvidar saber juzgar también las situaciones. Sea lo que sea lo que pretendes, necesitas toda la información. Da igual que sea para ayudar, para putear, para evitar o provocar conflictos. Para cualquier cosa nos viene bien saber juzgar personas y situaciones. Y la parte más importante de todas, en hablando de personas, es la de no aventurar suposiciones demasiado rápido. Las personas tímidas, por ejemplo, muchas veces parecen bordes. Es un hecho. Y las extrovertidas, por contra, a veces parecen tontainas. Si lo sabemos, no juzguemos a toda prisa, no hace falta. Si nos interesa la persona o la situación (o ambas), hay que fijarse en los detalles, indagar y hacer un montón de comprobaciones antes de condenar a alguien y colgarle cualquier sambenito. La vieja frase de "las apariencias engañan" es cierta la mayoría de las veces. Y, además, uno mismo puede ser muchas veces tonto y listo, justo o injusto, amable o cortante, según si hace frío o calor.
We are monkeys.
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