Siento el asombro de un transeúnte solitario

Es una frase de un tema del Manolo García.
Hoy me han dicho que operan otra vez a una mujer que siempre he apreciado secretamente. No porque fuera secreto, sino porque nunca lo he compartido con nadie. El aprecio que siento es platónico, of course, porque nunca he cruzado más de cinco palabras seguidas con esa persona. Es la hermana de uno de mis mejores amigos. Es lista, desdeñosa, y tiene una enfermedad degenerativa muy bonita, de esas que te ponen los pelos como escarpias. Además, mi amigo también está teniendo momentos de ponerse los pelos como escarpias (si dejamos de lado la consideración de que su hermana se muere cada día a una velocidad mucho mayor de lo normal y en unas condiciones mucho peores que la media).
Desde el silencioso eco de este blog, quiero dedicarle a G la "tuna compostelana". La canción dice que "cada cinta que adorna mi capa guarda un trocito de un corazón". Y en mi capa hay un trocito para ella. Como dice la campaña de Médicos Sin Fronteras, me duele el dolor ajeno. Hoy. Ahora.

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