Búsquedas binarias, Knapsack
En la vida hay personas que piensan cosas que lo mismo se pueden aplicar a las matemáticas que a la programación (por vía directa), que a cualquier otra cosa.
Hay una cosa que se llama la "búsqueda binaria" (y otra cosa parecida, que se llama el problema o dilema de "Knapsack"). Sirve para optimizar una búsqueda, o la solución a un problema. En programación la cosa tiene mucha chicha. En la vida real ya hay muchos ejemplos circulantes, pero conviene siempre tenerlo en cuenta.
Por ejemplo, si uno tiene 12 años y piensa qué hacer en los estudios (ciencias o letras), sólo tiene que pensar qué cosas le gustan más. Si le gustan los animales o la informática, ciencias. Si le gusta hacerse pajas mentales leyendo los poemas de Bécquer, letras. Si la cosa está mixta, sigue habiendo solución. Sólo hay que analizar el problema desde otro punto de vista que te quite de enmedio un 50% de las posibilidades.
Yo, ahora mismo, por ejemplo, estoy dudando si me gustaría más comer mierda de vaca o de caballo. Como la cosa es difícil, he decidido desechar la hipótesis (el 50% de la cuestión) y lanzarme al ensayo y error, la práctica (el otro 50%). Voy a comer mierda de vaca y caballo, porque es la única manera que tengo de solucionar mi problema: la empírica. La hipótesis y la duda han quedado fuera de la ecuación, como cuando Calamardo decidió, por fin, probar su primera kangreburger.
Hay una cosa que se llama la "búsqueda binaria" (y otra cosa parecida, que se llama el problema o dilema de "Knapsack"). Sirve para optimizar una búsqueda, o la solución a un problema. En programación la cosa tiene mucha chicha. En la vida real ya hay muchos ejemplos circulantes, pero conviene siempre tenerlo en cuenta.
Por ejemplo, si uno tiene 12 años y piensa qué hacer en los estudios (ciencias o letras), sólo tiene que pensar qué cosas le gustan más. Si le gustan los animales o la informática, ciencias. Si le gusta hacerse pajas mentales leyendo los poemas de Bécquer, letras. Si la cosa está mixta, sigue habiendo solución. Sólo hay que analizar el problema desde otro punto de vista que te quite de enmedio un 50% de las posibilidades.
Yo, ahora mismo, por ejemplo, estoy dudando si me gustaría más comer mierda de vaca o de caballo. Como la cosa es difícil, he decidido desechar la hipótesis (el 50% de la cuestión) y lanzarme al ensayo y error, la práctica (el otro 50%). Voy a comer mierda de vaca y caballo, porque es la única manera que tengo de solucionar mi problema: la empírica. La hipótesis y la duda han quedado fuera de la ecuación, como cuando Calamardo decidió, por fin, probar su primera kangreburger.
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