Amor de mierda

Sobre el amor está todo escrito.
Intenta uno hacerse el simpático por ahí, pero aprovecha el blog para cagarse en todo y morir en vida.
Siempre se ha tomado uno a chanza (con respeto, pero con chanza) los amores imposibles, las situaciones desesperadas... ¿Cuántos temas de los Chunguitos? "Por la calle abajo pasa cada día la mujer que quiero" y esas cosas. "A calmar sus ansias".
¿Y qué pasa cuando dos se quieren pero no saben lo que quieren? Antes, o "como se era antes" (y como muchos siguen siendo hoy), era más fácil, porque estaba el camino marcado. Todo lo que se saliese del camino era tentación, negativo. Y si uno tiraba por ahí, ya lo tenia claro: había abrazado el camino errado y ya sabia a lo que atenerse. Al modo de hoy ya no existen los caminos errados por decreto-ley. Está más que comprobado que los caminos "no errados" son igual de errados. Las convenciones sociales sólo traen caca de la vaca. Cuando hay amor, hay amor, y da igual lo que digan las convenciones. Y si no lo hay, no lo hay, aunque lo digan las convenciones. Las viejas sendas no son fiables. Y las nuevas no existen. A ratos el camino discurre por los viejos senderos, en otras ocasiones se ve que muchos han tomado una desviación. Otras veces pierdes el camino y tienes que buscar el tuyo propio.
El amor no lo es todo. No basta. No es suficiente para dejarse quebrar el alma. Hoy. Hoy, por lo visto, es posible querer a muerte y permanecer con vida. Se puede mejorar (?). Estamos hablando de la "fase uno".
En la "fase dos" la cosa está más chusca. A uno le podría bastar con amar, pero si es necesario puede renunciar a ello con tal de poder amar de otra manera y conseguir una serie de actitudes o actividades que, en suma, le reporten más beneficios que el amor originario (que ponía coto a esa segunda parte).
Y la más bonita de todas es la "fase subyacente", que consiste en que siempre está todo "a prueba". Esta fase es muy útil en época de crisis. Cuando te echan del trabajo y te deja tu novia y no tienes familia y tu mejor amigo te escupe en la cara, siempre es conveniente recordar que en realidad estabas "a prueba", como se ha demostrado: tu amor no ha pasado la prueba, ni tu amistad, ni tu valía profesional ni nada. Lo bueno es que cuando no te ha dejado la novia ni te han echado del trabajo y te llevas bien con tus amigos... ¡Sigues estando a prueba! Porque la vida es una prueba. No hay nada seguro. Nada firme. Nada en lo que puedas confiar, por así decirlo, aunque suene un poco rudo. Todo depende de si tú te comportas normal, bien o mal. Obviamente, si te portas bien, tienes más ases en la manga. Y si eres un gilipollísimas, es probable que termines por cagarla. Pero también está lo que pasa al otro lado. A lo mejor eres la ostia de superguay, pero como el de al lado esté en otra película, a ti te pueden dar por culo igualmente. O a lo mejor le pegas palizas a tu mujer, pero ella cada vez está más pillada por ti. La "fase subyacente" es muy preciosa.
Depositar en el "exterior" algo demasiado importante en tu vida es un error de base. No hacerlo, también. No hacerlo es vivir en una burbuja. Tienes que divertirte mucho a ti mismo, y aun así la cosa no funciona. Cuando ya te has fumado y bebido todo lo que hay dentro de ti, ya no queda nada. Las dosis de "uno mismo" son muy limitadas y tardan mucho en recargarse.
Concluyo con mi (y de muchos) vieja hipótesis: lo mejor es no saber nada, no preguntarse nada ni sentir nada especialmente.
Cuando tienes un "chutazo" de vida, de sentimientos reales, está muy bien. Pero la vida son 24 horas al día y es mejor estar anestesiado. Si puedes. Si no, a joderse.

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