Nombres familiares

Creo que todo el mundo debería saber que mi abuelo se llamaba G y mi abuela N. Mi otro abuelo, como yo. Y mi otra abuela, A. Una de mis tías era T y uno de mis tíos es A. Otro era J. Siempre me han gustado todos esos nombres. Antes me sonaban raros. Ahora, desde la distancia, además de gustarme me parecen nombres deliciosos o épicos. Cualquiera con esos nombres tendría que sentirse orgulloso. Siempre se imagina uno A y Rs de la tercera edad con gafas de culo de vaso y sin dentadura. Pero yo prefiero imaginarme hombres jóvenes fibrosos del campo, duros y bienhumorados, fumando un pitillo a la sombra de una encina, mirando el futuro con una sonrisa en los labios, y mujeres poderosas como amazonas, con una voluntad de hierro y una habilidad especial para hacer sentirse bien a todo el mundo. Supongo que no sirve para nada. Pero esos nombres evocan en mi mente días de sol interminable y caracteres a prueba de todo desaliento.
Seguramente, nada que ver con la realidad...

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