Las cosas objetivas son subjetivas
Atención, warning.
Para quien ya lo supiera, mejor para él.
Yo he tenido que cambiar dos o tres baterías del coche porque nunca jamás nadie me había contado que hay que arrancar el coche con frecuencia, porque si no palma la batería. Me lo dijeron, de casualidad, durante el último cambio de batería.
Le agradezco enormemente la no-información a toda la humanidad. A cambio, voy a decir una cosa que sé acerca de lo objetivo y lo subjetivo.
En lo que se refiere a lenguaje y comunicación con el de allá, lo objetivo es un "hecho palpable y fuera de toda duda". Lo subjetivo podría ser una "interpretación de lo objetivo a la luz de las circunstancias de uno mismo".
La novedad que voy a revelar consiste en que lo objetivo (hechos que "son" obligatoriamente, le guste a uno o no) es tan insignificante que no puede tomarse en cuenta para evaluar lo subjetivo.
Vamos a analizar brevemente las siguientes situaciones:
1. No irás a decirme que no estaba fría la sopa... Lo he medido y estaba a 4ºC...
2. Podremos haber estado en desacuerdo, pero siempre te he tratado con respeto.
En el caso 1, la sopa, es casi imposible negar la objetividad. Si la sopa está fría, está fría. Posibles soluciones:
-Se calienta y asunto resuelto.
-Te jodes y te la comes fría.
Obviamente, cabrían "modos de verlo". Quien quisiera podría discutir si estaba o no fría, si el termómetro de sopas era o no fiable, etc. Pero eso ya es "freak" y nada interesante, en lo que toca al tema original. Caería ya dentro del género "surrealista".
El caso 2 tiene infinitas interpretaciones y soluciones, tantas como posibles seres humanos a lo largo de la Historia pasada, presente y futura, multiplicado por 2 (que son los que están hablando). Según haga frío o calor, la cosa puede quedar ahí. Y según haga frío o calor, el interpelado podrá responder que nunca jamás se le ha tratado con respeto y que, por demás, nunca se ha estado en acuerdo ni en desacuerdo con el interpelante, porque es la primera vez que se han topado el uno con el otro. Posibilidades infinitas.
Vamos ahora con otros dos casos que ilustran a la perfección lo que estoy contando:
-El país va de culo.
-El país va muy bien, todo lo bien que puede ir en las actuales circunstancias.
No hace falta ni comentarlo. Es la misma esencia de lo que estoy comentando.
La vida de un país, a nivel político-social, es la máxima expresión de lo que estoy tratando de explicar, por número. Si entre dos personas hay millones de variables y posibilidades, elevémoslas a unos cuantos millones más y tendremos la gran diversidad de opiniones que caracteriza a la sociedad humana, donde cada ser humano tiene distintas interpretaciones, incluso contradictorias entre sí.
Entonces, ¿qué valor tienen los datos objetivos? Únicamente un valor mecánico que ayuda a resolver problemas físicos. La sopa fría que se calienta. La remesa de bombillas defectuosas que se sustituye por otras en buen estado.
Hablar de "objetividad" en una conversación (no técnica) es un recurso retórico, sin más, para dar más fuerza a lo que uno dice. Para reforzar su percepción frente a la del contrario. Incluso uno puede creerse su propia "objetividad". E incluso puede llegar a convencer al contrario. Pero eso no dota de objetividad a sus declaraciones. Para que algo sea objetivo, tiene que ser demostrable. Y uno no puede demostrar nunca jamás que es respetuoso con los demás, sagaz o casto. Tenemos miles de millones de pruebas de que los castos, en ocasiones, follan como perros (y hasta con perros). Los respetuosos, faltan al respeto o demuestran un respeto hipócrita. Y los sagaces, la cagan como los demás. Aunque sea en porcentajes pequeños.
El problema fundamental es el siguiente: aunque uno piense que ha tratado bien al otro, el otro puede "pensar" o "sentir" que no. Puede pensar incluso que ha sido al contrario: le han tratado fatal de la muerte.
Y como estas cosas nunca han ido ni pueden ir, ni jamás irán a los Tribunales Objetivos de Justicia... Pues eso. Que da igual lo que uno diga o haga (¡haga!).
La objetividad está muy bien para aprobar un examen (te preguntan lo que pone en el libro y tú lo dices tal cual, eso está escrito y es demostrable). Es muy útil para saber que si uno cae desde siete metros de altura se rompe la cabeza (y, por tanto, se fabrican escaleras para subir y bajar de los sitios).
Para lo demás, que suele ser lo más interesante para el ser humano, nada de nada. Cero pelotero. Me voy, que tengo unas cosas objetivas que hacer...
Para quien ya lo supiera, mejor para él.
Yo he tenido que cambiar dos o tres baterías del coche porque nunca jamás nadie me había contado que hay que arrancar el coche con frecuencia, porque si no palma la batería. Me lo dijeron, de casualidad, durante el último cambio de batería.
Le agradezco enormemente la no-información a toda la humanidad. A cambio, voy a decir una cosa que sé acerca de lo objetivo y lo subjetivo.
En lo que se refiere a lenguaje y comunicación con el de allá, lo objetivo es un "hecho palpable y fuera de toda duda". Lo subjetivo podría ser una "interpretación de lo objetivo a la luz de las circunstancias de uno mismo".
La novedad que voy a revelar consiste en que lo objetivo (hechos que "son" obligatoriamente, le guste a uno o no) es tan insignificante que no puede tomarse en cuenta para evaluar lo subjetivo.
Vamos a analizar brevemente las siguientes situaciones:
1. No irás a decirme que no estaba fría la sopa... Lo he medido y estaba a 4ºC...
2. Podremos haber estado en desacuerdo, pero siempre te he tratado con respeto.
En el caso 1, la sopa, es casi imposible negar la objetividad. Si la sopa está fría, está fría. Posibles soluciones:
-Se calienta y asunto resuelto.
-Te jodes y te la comes fría.
Obviamente, cabrían "modos de verlo". Quien quisiera podría discutir si estaba o no fría, si el termómetro de sopas era o no fiable, etc. Pero eso ya es "freak" y nada interesante, en lo que toca al tema original. Caería ya dentro del género "surrealista".
El caso 2 tiene infinitas interpretaciones y soluciones, tantas como posibles seres humanos a lo largo de la Historia pasada, presente y futura, multiplicado por 2 (que son los que están hablando). Según haga frío o calor, la cosa puede quedar ahí. Y según haga frío o calor, el interpelado podrá responder que nunca jamás se le ha tratado con respeto y que, por demás, nunca se ha estado en acuerdo ni en desacuerdo con el interpelante, porque es la primera vez que se han topado el uno con el otro. Posibilidades infinitas.
Vamos ahora con otros dos casos que ilustran a la perfección lo que estoy contando:
-El país va de culo.
-El país va muy bien, todo lo bien que puede ir en las actuales circunstancias.
No hace falta ni comentarlo. Es la misma esencia de lo que estoy comentando.
La vida de un país, a nivel político-social, es la máxima expresión de lo que estoy tratando de explicar, por número. Si entre dos personas hay millones de variables y posibilidades, elevémoslas a unos cuantos millones más y tendremos la gran diversidad de opiniones que caracteriza a la sociedad humana, donde cada ser humano tiene distintas interpretaciones, incluso contradictorias entre sí.
Entonces, ¿qué valor tienen los datos objetivos? Únicamente un valor mecánico que ayuda a resolver problemas físicos. La sopa fría que se calienta. La remesa de bombillas defectuosas que se sustituye por otras en buen estado.
Hablar de "objetividad" en una conversación (no técnica) es un recurso retórico, sin más, para dar más fuerza a lo que uno dice. Para reforzar su percepción frente a la del contrario. Incluso uno puede creerse su propia "objetividad". E incluso puede llegar a convencer al contrario. Pero eso no dota de objetividad a sus declaraciones. Para que algo sea objetivo, tiene que ser demostrable. Y uno no puede demostrar nunca jamás que es respetuoso con los demás, sagaz o casto. Tenemos miles de millones de pruebas de que los castos, en ocasiones, follan como perros (y hasta con perros). Los respetuosos, faltan al respeto o demuestran un respeto hipócrita. Y los sagaces, la cagan como los demás. Aunque sea en porcentajes pequeños.
El problema fundamental es el siguiente: aunque uno piense que ha tratado bien al otro, el otro puede "pensar" o "sentir" que no. Puede pensar incluso que ha sido al contrario: le han tratado fatal de la muerte.
Y como estas cosas nunca han ido ni pueden ir, ni jamás irán a los Tribunales Objetivos de Justicia... Pues eso. Que da igual lo que uno diga o haga (¡haga!).
La objetividad está muy bien para aprobar un examen (te preguntan lo que pone en el libro y tú lo dices tal cual, eso está escrito y es demostrable). Es muy útil para saber que si uno cae desde siete metros de altura se rompe la cabeza (y, por tanto, se fabrican escaleras para subir y bajar de los sitios).
Para lo demás, que suele ser lo más interesante para el ser humano, nada de nada. Cero pelotero. Me voy, que tengo unas cosas objetivas que hacer...
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