La puerta mágica de Doraemon
Lo que yo necesito es la puerta mágina de Doraemon. Ya lo he decidido. Yo pensaba antiguamente que a mí lo que me gustaba era vivir en el monte, alejado de todo, como en aquella escalofriante película italiana que se llamaba "El Profeta".
Ahora sé que me gusta eso para la vida normal, la de hacer las cosas normales: trabajar, cagar, cocinar y comer, cuidar las plantas, etc. Pero luego me gusta salir a tomar una copa o algo, cuando se tercie, cosa que sólo se puede hacer en la gran ciudad (con esperanzas de éxito).
Mi casa de la ciudad es casi perfecta. Está en el puto centro y es un ambiente bastante silencioso para lo que uno pueda imaginar, si quitamos las neverending obras, pero no molestan tanto teniendo en cuenta que uno las soporta en un "ambiente laboral" lleno de llamadas de teléfono y cosas así. Pero le falta un jardincillo o terraza grande o, mejor, una finca de 50 mil metros cuadrados. Y también unos metros cuadrados de vivienda para poder separar las cosas: área de trabajo (suficiente con cuatro metros cuadrados), área de "vivir" (la mayoría) y área de "lo otro" (experimentos científicos, lugar de juegos, etc.). Está más claro que el agua. Yo sería feliz viviendo en mi calle, en 100 metros cuadrados bajo techo y otros 200 para chorradas. Y, eso sí, una caseta en cualquier sierra para resguardarse del verano madrileño, poca cosa: una caseta con luz, agua corriente y acceso a internet.
Yo siempre he querido ser hijo de marqués o algo así. Poder disponer de tiempo y dineros para hacer cosas adaptadas al gusto de uno. Aún quiero. En una época me preocupó mucho lo de "poder hacer algo por los demás" (por la humanidad, o algo así). Y me respondí lo de que se podían hacer cosas por los de al lado, y que los de al lado lo harían por los de su lado y asín sucesivamente. Y aún lo creo. Pero ya me he quitado lo de "la humanidad". Con los de al lado hay más que suficiente. Cada vez estoy más convencido. Esto no se soluciona tendiendo cheques para "la humanidad" (tipo ONGs o misioneros o algo así "superdesinteresado"). Para que las cosas funcionen bien hay que estar MUY interesado. Uno puede dar un cheque para "la humanidad", pero es mucho más importante que SEPA que ese cheque llega donde tiene que llegar. Y eso es algo que muy pocos pueden hacer. Al señor negro que le das un euro a la puerta del VIPS le puede venir muy bien (o no, ni puta idea). Pero seguro que es mejor si puedes ponerle a currar contigo, o algo así. Es mejor guardarse los euros para contratar un señor negro o blanco en el futuro. Los que ahora están en el VIPS "tendrían" (si el sistema que expongo funcionase bien) la comida y el trabajo asegurados, aunque cutre. Y no les harían falta las cochinas monedas de euro que andan mendigando. Sí un trabajo motivante y un proyecto de vida. A día de hoy, puedo decir que he perdido la fe en una idea que nunca tuve demasiado clara, por las dificultades que entrañaba: el desinterés. Si uno quiere que algo salga bien, tiene que estar interesado, o bien delegar su confianza en alguien de su confianza, valga el redundantismo. Todo lo demás es, mi opinión a día de hoy, llenar los bolsillos de un sistema (no ya de personas) que sigue funcionando en una dirección muy distinta a la que uno presupone. Es una explicación muy obvia si uno se refiere a los jefazos de esas ONGs, grandes o pequeñas, que conducen coches caros. Las ONGs nacen, en muchos casos, para solucionar problemas que, en realidad no deberían existir. Por eso es natural que mucha gente se "monte ONGs" para solucionar problemas suyos propios (en el más amplio de los sentidos).
De alguna manera, muy equivocadamente, en mi mente (y en la de muchas personas), se puede asociar "ayudar a los demás" con "ONG", cuando con cosas que se parecen pero poco. Es como asociar "Iglesia cristiana" con "ayudar a los demás", cuando todo el mundo sabe que la Iglesia cristiana ayuda a los demás, pero en cierto sentido, y tampoco mucho, o mucho en unos casos y nada en otros, y que en cualquier caso no ayuda a nadie que piense que no lo merece, etc. En resumen, que presta una ayuda selectiva, según sus intereses, ideas o lo que sea. Las "ayudas a los pobres", a "las labores de la Iglesia" o a las "labores de la fundación de Caja Prestamista" son iguales. Son "ayudas" que se pierden en el infinito y que se diluyen igual que el voto del ciudadano a favor de un partido que le representa pobremente en esta supuesta democracia española. Por ejemplo, destinando dinero a unas ONGs que se supone que tapan huecos que, previamente, no deberían existir (!!!!!). En resumen: el estado debe amparar al que necesite amparo. No las ONGs ni la Iglesia ni los Iluminados del Cuadragésimo Sello. Esos tendrían que estar para otras cosas más interesantes, para el que le interesen.
Pues eso, que necesito una puerta mágica de Doraemon. Si alguien ve una barata por eBay, que me ponga un breve.
Ahora sé que me gusta eso para la vida normal, la de hacer las cosas normales: trabajar, cagar, cocinar y comer, cuidar las plantas, etc. Pero luego me gusta salir a tomar una copa o algo, cuando se tercie, cosa que sólo se puede hacer en la gran ciudad (con esperanzas de éxito).
Mi casa de la ciudad es casi perfecta. Está en el puto centro y es un ambiente bastante silencioso para lo que uno pueda imaginar, si quitamos las neverending obras, pero no molestan tanto teniendo en cuenta que uno las soporta en un "ambiente laboral" lleno de llamadas de teléfono y cosas así. Pero le falta un jardincillo o terraza grande o, mejor, una finca de 50 mil metros cuadrados. Y también unos metros cuadrados de vivienda para poder separar las cosas: área de trabajo (suficiente con cuatro metros cuadrados), área de "vivir" (la mayoría) y área de "lo otro" (experimentos científicos, lugar de juegos, etc.). Está más claro que el agua. Yo sería feliz viviendo en mi calle, en 100 metros cuadrados bajo techo y otros 200 para chorradas. Y, eso sí, una caseta en cualquier sierra para resguardarse del verano madrileño, poca cosa: una caseta con luz, agua corriente y acceso a internet.
Yo siempre he querido ser hijo de marqués o algo así. Poder disponer de tiempo y dineros para hacer cosas adaptadas al gusto de uno. Aún quiero. En una época me preocupó mucho lo de "poder hacer algo por los demás" (por la humanidad, o algo así). Y me respondí lo de que se podían hacer cosas por los de al lado, y que los de al lado lo harían por los de su lado y asín sucesivamente. Y aún lo creo. Pero ya me he quitado lo de "la humanidad". Con los de al lado hay más que suficiente. Cada vez estoy más convencido. Esto no se soluciona tendiendo cheques para "la humanidad" (tipo ONGs o misioneros o algo así "superdesinteresado"). Para que las cosas funcionen bien hay que estar MUY interesado. Uno puede dar un cheque para "la humanidad", pero es mucho más importante que SEPA que ese cheque llega donde tiene que llegar. Y eso es algo que muy pocos pueden hacer. Al señor negro que le das un euro a la puerta del VIPS le puede venir muy bien (o no, ni puta idea). Pero seguro que es mejor si puedes ponerle a currar contigo, o algo así. Es mejor guardarse los euros para contratar un señor negro o blanco en el futuro. Los que ahora están en el VIPS "tendrían" (si el sistema que expongo funcionase bien) la comida y el trabajo asegurados, aunque cutre. Y no les harían falta las cochinas monedas de euro que andan mendigando. Sí un trabajo motivante y un proyecto de vida. A día de hoy, puedo decir que he perdido la fe en una idea que nunca tuve demasiado clara, por las dificultades que entrañaba: el desinterés. Si uno quiere que algo salga bien, tiene que estar interesado, o bien delegar su confianza en alguien de su confianza, valga el redundantismo. Todo lo demás es, mi opinión a día de hoy, llenar los bolsillos de un sistema (no ya de personas) que sigue funcionando en una dirección muy distinta a la que uno presupone. Es una explicación muy obvia si uno se refiere a los jefazos de esas ONGs, grandes o pequeñas, que conducen coches caros. Las ONGs nacen, en muchos casos, para solucionar problemas que, en realidad no deberían existir. Por eso es natural que mucha gente se "monte ONGs" para solucionar problemas suyos propios (en el más amplio de los sentidos).
De alguna manera, muy equivocadamente, en mi mente (y en la de muchas personas), se puede asociar "ayudar a los demás" con "ONG", cuando con cosas que se parecen pero poco. Es como asociar "Iglesia cristiana" con "ayudar a los demás", cuando todo el mundo sabe que la Iglesia cristiana ayuda a los demás, pero en cierto sentido, y tampoco mucho, o mucho en unos casos y nada en otros, y que en cualquier caso no ayuda a nadie que piense que no lo merece, etc. En resumen, que presta una ayuda selectiva, según sus intereses, ideas o lo que sea. Las "ayudas a los pobres", a "las labores de la Iglesia" o a las "labores de la fundación de Caja Prestamista" son iguales. Son "ayudas" que se pierden en el infinito y que se diluyen igual que el voto del ciudadano a favor de un partido que le representa pobremente en esta supuesta democracia española. Por ejemplo, destinando dinero a unas ONGs que se supone que tapan huecos que, previamente, no deberían existir (!!!!!). En resumen: el estado debe amparar al que necesite amparo. No las ONGs ni la Iglesia ni los Iluminados del Cuadragésimo Sello. Esos tendrían que estar para otras cosas más interesantes, para el que le interesen.
Pues eso, que necesito una puerta mágica de Doraemon. Si alguien ve una barata por eBay, que me ponga un breve.
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