Jabón de potasa, fiasco

Para hacer el "agua potásica" empleé un botellín de KAS (tónica) de ceniza de ducados apelmazada, de unos diez o quince años de edad, ceniza "gran reserva". Quedó un agua ambarina, tirando a oscuro, como el pis de un señor enfermo.
Al volcar el aceite refrito, la solución se volvió blanca al instante pero, después de media hora dándole vueltas, no acababa de cuajar. La puse al fuego, y nada. Así que al final le añadí más agua y sosa, hasta llegar a la ya consabida crema jabonosa.
Para el que no lo sepa, se supone que los romanos hacían jabón con grasa y una "pasta" (esto ya me suela a leyenda urbana wikipediense) hecha con cenizas y agua. No obstante, como me traslado a un lugar donde voy a tener ceniza en abundancia, de carrasca, voy a intentar también hacerlo así, con una "pasta", y a ver qué sucede. Sin duda, si cuaja, será un jabón de lo más gris. Puede ser que el "agua potásica" no tuviese una gran concentración de potasa (por la naturaleza de la ceniza empleada) o que me haya pasado echando aceite (la proporción agua/aceite era de 4:6, aprox., quizá sea esto, ahora que lo pienso --> !).
También decían las leyendas urbanas que las lavanderas que estaban junto al templo de nosequién, que desprendían al río por todas partes cenizas y sebos animales (por los sacrificios), sacaban la ropa mucho más limpia. Eso ya me suena al anuncio de Wipp o el de Fairy de Villaconejos de Arriba y Villaconejos de Abajo: "lave vd. con jabón del templo de Afrodita, el frotar se va a acabar".
No obstante, igual desestimo la fabricación del jabón de potasa. Si la cosa se pone chunga, empezaré a sospechar que la tecnología es la tecnología y la evolución, la evolución. Es decir: que los jabones del templo de Afrodita se hacían antes, cuando no se podía hacer otra cosa, pero "ahora" tenemos sosa cáustica, que te hace el jabón más rápido, más bonito y lava mejor (?).
Mi abuela hacía jabones con grasa de cerdo, manteca y (supongo) aceite refrito, mezclado con sosa en escamas. Es decir, más o menos lo de siempre: grasa, sosa y agua.
La sosa, al mezclarla, desprende calor, así que ya doy por supuesto que el frío le viene bien al cuajo del jabón. Hoy he puesto mi solución un ratín al aire acondicionado y le ha venido mucho mejor que los doscientos mil años que llevaba removiendo con el cucharón.
NO OBSTANTE, el jabón de potasa (si es que puede llegar a fabricarse con el "método Afrodita") tiene otras aplicaciones igual de interesantes, como por ejemplo la fumigación. Por lo visto un poquito de jabón de potasa disuelto en agua hace maravillas para eliminar los pulgones. El de sosa, al parecer, "quema" las plantas.
Se puede añadir limón, vinagre o algún ácido para restarle fuerza al jabón de sosa, para equilibrar el pH, y que pueda utilizarse como jabón para uso corporal, etc. Se le puede añadir alcohol para quitarle color (hacerlo transparente). Y una pila más de cosas... Todo, por supuesto, es leyenda urbana, hasta que no se demuestre lo contrario. Pero está claro que el jabón de fregar los platos te deja las manos secas como nueces y los jabones dermoendogámicos de tocador que valen diecisiete euros te dejan las manos como un bebé. Así que alguna diferencia tendrá que haber...

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