Monos
Siempre me ha pasado, pero ahora más. Por eso esto es un especial "monos". Podría ser "animales". Pero nos parecemos más a los monos.
Como estamos muy acostumbrados a los monos, a verlos haciendo "el mono" (que significa imitar a los humanos haciendo cosas absurdas), yo prefiero imaginarme esqueletos de mono, como radiografías de cuerpo entero, que hacen cosas. Prefiero desposeerles de su aspecto humano, no imaginármelos con ropa u objetos. Una compañía de teléfonos móviles les pone en un anuncio con un teléfono. Yo lo sustituyo con una radiografía de mono que sostiene un palo. Porque un teléfono es un palo.
Cuando trabajo, soy un mono que toquetea un palo. De vez en cuando me rasco los cojones (habitualmente con la mano izquierda). Me levanto y hago mis necesidades, y luego vuelvo. Me mosqueo y le chillo a un palo (puede ser un teléfono o una pantalla de ordenador) o a otro mono (compañero de trabajo). Podría parecer que los monos que estamos presentes estamos haciendo "algo". Pero, en realidad, no hacemos nada distinto de matar el rato. Si fuéramos humanos, parecería que hacemos algo. Pero en realidad tampoco hacemos nada más que el gilipollas. Nos imitamos a nosotros mismos. Sólo somos humanos cuando cogemos la fruta en el supermercado, cuando meamos y cagamos, cuando dormimos. Y sólo somos sobrehumanos cuando bailamos, aunque sea siguiendo el ritmo con el dedo. Es cuando nos sale lo que llaman el "alma", nos asoma a la punta del dedo, como si fuéramos ET. No es porque reconozcamos ni porque seamos más listos, sino porque, siendo más listos, abandonamos nuestra listeza para entregarnos de cuerpo y "alma" a la contemplación y al placer. En esos momentos nos rendimos y dejamos de ser monos. Nos convertimos en heavies mocosos agitando la cabellera, llevados por un viento invisible. Abandonamos nuestro propio ser para no ser, y entonces "somos". Lo que seamos. Mientras tanto, somos monos sentados en un palo esperando a otro mono que le habla a un palo. La comunicación es simiesca. Un mono habla con otro mono con objeto de modificar ambos sus comportamientos. Una manada de monos decide que cuando uno chilla, todos chillan, y entonces hay que correr o coger las frutas. La "inteligencia" (la capacidad de aprender, conocer y comunicar) es simiesca. Animal. Independientemente del grado de desarrollo. El victimismo también es animal. La desazón, también. Rendirse y ser valiente, cobarde o gallardo, también. Abandonarse a los brazos de algo, a ciegas, no (de "alguien", sí). Ese "algo" es la música del "alma".
Como estamos muy acostumbrados a los monos, a verlos haciendo "el mono" (que significa imitar a los humanos haciendo cosas absurdas), yo prefiero imaginarme esqueletos de mono, como radiografías de cuerpo entero, que hacen cosas. Prefiero desposeerles de su aspecto humano, no imaginármelos con ropa u objetos. Una compañía de teléfonos móviles les pone en un anuncio con un teléfono. Yo lo sustituyo con una radiografía de mono que sostiene un palo. Porque un teléfono es un palo.
Cuando trabajo, soy un mono que toquetea un palo. De vez en cuando me rasco los cojones (habitualmente con la mano izquierda). Me levanto y hago mis necesidades, y luego vuelvo. Me mosqueo y le chillo a un palo (puede ser un teléfono o una pantalla de ordenador) o a otro mono (compañero de trabajo). Podría parecer que los monos que estamos presentes estamos haciendo "algo". Pero, en realidad, no hacemos nada distinto de matar el rato. Si fuéramos humanos, parecería que hacemos algo. Pero en realidad tampoco hacemos nada más que el gilipollas. Nos imitamos a nosotros mismos. Sólo somos humanos cuando cogemos la fruta en el supermercado, cuando meamos y cagamos, cuando dormimos. Y sólo somos sobrehumanos cuando bailamos, aunque sea siguiendo el ritmo con el dedo. Es cuando nos sale lo que llaman el "alma", nos asoma a la punta del dedo, como si fuéramos ET. No es porque reconozcamos ni porque seamos más listos, sino porque, siendo más listos, abandonamos nuestra listeza para entregarnos de cuerpo y "alma" a la contemplación y al placer. En esos momentos nos rendimos y dejamos de ser monos. Nos convertimos en heavies mocosos agitando la cabellera, llevados por un viento invisible. Abandonamos nuestro propio ser para no ser, y entonces "somos". Lo que seamos. Mientras tanto, somos monos sentados en un palo esperando a otro mono que le habla a un palo. La comunicación es simiesca. Un mono habla con otro mono con objeto de modificar ambos sus comportamientos. Una manada de monos decide que cuando uno chilla, todos chillan, y entonces hay que correr o coger las frutas. La "inteligencia" (la capacidad de aprender, conocer y comunicar) es simiesca. Animal. Independientemente del grado de desarrollo. El victimismo también es animal. La desazón, también. Rendirse y ser valiente, cobarde o gallardo, también. Abandonarse a los brazos de algo, a ciegas, no (de "alguien", sí). Ese "algo" es la música del "alma".
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