Post político

Aunque mi idea de vida está completamente alejada de la política, hay momentos en la vida de un ser humano en que las cosas que se hacen en política le afectan de cierta manera, le tocan los cojones, en una palabra. Por ejemplo, en lo que se refiere al post anterior (coacción de libertades). Ha habido otras cosas en este gobierno que declina que han sido muy malas, como por ejemplo una crisis histórica que nos ha afectado a todos de una u otra manera.
Como uno tampoco es tonto, acaba por pensar que la crisis hubiese sido la misma con cualquier otro gobierno. Pero le ha tocado a este. No nos ha protegido de ella. Incluso parece que le haya pillado de sorpresa y a remolque, como siempre, de lo que ha sucedido en otros países.
Este gobierno, no creo que haya nadie que lo dude, está aquí por la reacción popular en contra de los mentirosos "populares" que hubo cuando los atentados terroristas del 11-X (digo X, porque no sé qué mes era, me suena este mes, ¿marzo?). Eso y la sensación de que no pintábamos nada yendo a la guerra del petróleo de USA (que fue lo que provocó esos atentados injustificables, pero causa inequívoca de ellos).
Previamente, la oposición encarnada por Almunia no convencía a nadie, ni siquiera a su propio partido. El Zapatero, tampoco, pero la alternativa presente en aquellos momentos era intolerable, y así se lo hizo saber el pueblo al Aznar y su equipo.
El anterior equipo de Rajoy (los perros mordedores del PP) tampoco convencieron a nadie. Por suerte (para ellos), ya se desembarazaron de las verdades absolutas e insultantes de aquellos esbirros (el Zaplana y la otra joya, cuyo nombre no recuerdo, básicamente). Ahora, con que cierren el pico, ya tienen ganadas las próximas elecciones.
Yo siempre pensé que la llegada de Zapatero al gobierno había sido casual. Que habían cambiado al Almunia por alguien más neutro, por cambiar de táctica. Que Zapatero, en suma, era un líder neutro, con buenas intenciones y cara de tonto, de esos que se llevaban todas las tobas en la oreja en cuarto de EGB. Él retiró las absurdas tropas de la absurda guerra contra Irak. Era una filfa, una tontada, porque nuestra presencia allí ya era absurda con anterioridad, pero a nosotros nos pareció un esfuerzo supremo, un gesto incontestable de la soberanía de los actos de nuestro país.
Después de ese gesto, he visto un gobierno estándar que no ha sabido resolver problemas (y, por tanto, ha contribuido a su aumento, como hubiese hecho un simple ciudadano de a pie, como yo mismo). Y últimamente está teniendo detalles altamente sospechosos, como el asunto relacionado con algo tan absurdo como los derechos de autor (tratados de una manera igualmente sospechosa; es decir, dando un relieve excesivo a algo que es de una minoría excesivamente minoritaria).
Paro histórico y malgasto del dinero público en proyectos que son pan para hoy y hambre para mañana, como el "plan E" y la deficiente realización del plan "avanza" (relativo a innovación, educación, etc.), que parece diseñado por un colegial, a tenor por los resultados.
Todo el asunto del Estatut (o como se diga) catalán, parece más bien, a la luz de los años que han pasado y las cosas que han sucedido, una reconciliación del partido socialista obrero español con el televidente catalán, si tenemos en cuenta que hubo una dura pugna, cuando CIU era uña y carne, momentáneamente, con el PP de Aznar.
En resumen: me da la sensación de que las cosas buenas que nos pasan a los españoles son de casualidad (no considero una cosa "buena" que te suban la pensión 10 euros al mes, circunstancialmente, y que por otro lado te metan un palo con el IVA o se congelen los presupuestos de I+D, por decir algo). Y los políticos se dedican a eso, a la política: pactos, poder y estrategias para mantener y cultivar ambas cosas. Impuestos revolucionarios, como cobrarte el "canon digital" y llegará el día en que te cobren el oxígeno que respiras; los radares que sirven para recaudar y no para salvar vidas; las burbujas inmobiliarias que nos explotan en las narices con el beneplácito del gobierno, que hizo todo lo que estuvo en su mano por inflarlas; y un largo etcétera que no sólo es hijo de este gobierno, sino también del anterior, y primogénito del que venga después.
En fin, esto es hablar por hablar. Como siempre digo, hablar por hablar sólo sirve para desahogarse uno mismo. Sin soluciones, no hay diálogo posible. Y el día que tenga una, no la publicaré en mi blog. Saldré a la calle con ella en la mano.

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