Navibús
Madrid, España, recorrido de 30 minutos por el cogollín del centro de la ciudad: Cibeles, Puerta de Alcalá, Colón, Gran Vía, Neptuno y vuelta a Cibeles. 1 euro. El aire cortaba como una navaja, pero yo ni me he enterado, porque iba forrado de cintura a cabeza de gore-tex, dejando sólo una rendijilla para los agujeros de la nariz y las gafas.
A la vuelta, me entero de que, según El Mundo, le han atizado al Berlusconi con una "reproducción en miniatura de la catedral de Milán". Uno de los seguramente cientos de grupos que se han creado en Facebook para aplaudir el hecho cuenta ya con más de 500 fans (hace un rato eran 300). Eso significa que a muchos les parece bien. Y también que hay mucha gente que no tiene nada más que hacer que estar mirando el facebook, entre ellos yo.
Es una anécdota como otra cualquiera, de domingo por la tarde.
¿Y si todos los días alguien agrediese a un político famoso? Eso daría de comer a muchísima gente... Miles de personas poniendo teletipos de esos, haciendo fotos, copieteando la información de un lado a otro, entrevistando a los médicos de las urgencias del hospital que atendió al político, escribiendo comentarios para el telediario del día siguiente, recopilando y montando imágenes para ilustrar el suceso... Y muchos más miles y miles tomándose copas para celebrarlo, los bares desbordados (había pocos abiertos porque era domingo), los ISP echando chispas, etc.
Ríase vd. del "navibús", que no es ningún regalo: 108 euros por media hora de viaje, a repartir entre los conductores, cobradores, Gallardón y Hacienda. Pongamos que se están haciendo 3 mil pavos por día (horario de 18:00 a 21:30, calculando una media de 4 autobuses cada media hora). Podría parecer que es un "servicio gratuito" con un "precio simbólico" (los equivalentes turísticos son a 17 euros por persona, te puedes subir y bajar durante todo el día). Pero que nadie se engañe: los menores de 7 años pagan si ocupan asiento. He calculado 54 plazas por autobús (sólo se ocupa la parte de arriba). O sea, que no es un servicio gratuito ni mucho menos. No sé qué cobrarán los conductores y demás currantes al pie del cañón, pero si es poco les están engañando, porque las cuentas se hacen con los dedos. No es para hacerse de oro, pero tampoco están cavando con las manos en una mina boliviana a 50 céntimos la hora.
Las luces navideñas son las luces. El resto está en obras: Cibeles, Serrano, Callao, Colón... Es muy bonito. Es como la M-30, pero en el centro central (no hace bajarse la Cuesta de San Vicente para verlo). El Plan Gallardón, que no es nada secreto, sino más bien todo lo contrario, consiste en llenar el Centro de explanadas para alquilar a precio de oro. Hay chiringuitos en Callao, la plaza de los ex-cines Luna, Santo Domingo, etc. --> y en muchos más sitios céntricos de la ciudad (Felipe II, Plaza de España, San Ildefonso de vez en cuando, Chueca, Red de San Luis, etc.). Todo pagado con dinero del "Plan E" (y otras zurraspillas que sobraron de otros proyectos).
Y no sólo se trata de montajes temporales (tipo "artesanía afroamericana"), sino también del terrazeo matritense. Hace unos años estuvimos a punto de montar un bar. Según los de hostelería de la zona, corroborado por los del Ayuntamiento (estuvimos varias veces en la Junta Municipal para preguntar cosas), era casi imposible que te concedieran licencias de ningún tipo en la zona centro. Ni para bares ni para terrazas ni para ná. En los últimos años, desde que Madrid quizo hacerse olímpica, por decir una fecha aproximada, parece que siguen fallando las licencias para "bares cutres", pero prosperan misteriosamente los baretos con terraza, empezando por los Starbucks, hace ya algún tiempo, al principio de Alcalá, y el super-terrazón en Fuencarral, pasado Bilbao, y otros muchos sitios. El Starbucks de Fuencarral, por poner un ejemplo, era una especie de camisería/ropa para caballeros, si no recuerdo mal. Ahora es un Starbucks con una terraza "totally profitable". Donde estaba la Mariblanca, tienda de telas y similares que ahora está en el local de al lado, también en la calle Fuencarral, esquina con Divino Pastor, ahora hay un supernegociaco donde venden panes raros, café, cosas delicatessen y, por supuesto, es un puto bar. Local inmenso donde la gente entra a pimplarse cosas sentada en una mesa. Los hosteleros de Montera, ni te cuento lo que deben estar pagando (e ingresando) con sus nuevas terrazas. En Jacometrezo y Preciados, ni te digo, en cuanto lo acaben ya lo constataremos. De un plumazo, Gallardón se apunta el galón de medioambiente (reducción de carriles y futura restricción de tráfico) y se embolsa miles de millones a base de alquilar espacios públicos. Fuencarral, la Gran Vía, Callao y todos los alrededores están más intransitables que nunca. No es sólo que sea más agradable para el público transitar por zonas peatonales o semipeatonales... Es que está todo petado de terrazas, ferias de artesanía, atracciones, etc. Hay mucho menos espacio que antes, cuando había coches (!).
Pero, por "algún motivo", el cogollo de Malasaña sigue estando en "malas condiciones". Se está "arreglando" todo por todas partes, pero aquí las cosas que se hacen se hacen pasando por encima. La Plaza del Dos de Mayo, epicentro del Barrio de las Maravillas, Distrito de Universidad, está completamente fragmentada. Hay tropecientasmil divisiones. Hay cuatro terrazas (eso sí), tres parques para niños y otro con supuestos mecanismos de esos para jubilados rehabilitantes (dar pedales, aunque estén rotos, etc.), zonas en tierra, distintas alturas y una puta mierda de monumento en todo el centro, ocupando media plaza. Es un monumento absurdo porque es horroroso, ocupa muchísimo más de lo necesario (¿por que está vallado?) y, además, ahí no estaba originalmente la puerta del sitio donde bla, bla, bla. Hay también unos cipreses famélicos encargados de dar mal rollo, unos semijardines vallados donde no hay más que mierda y cuatro matojos maltratados, etc. Los jardincillos que hay junto a Conde Duque, lindando con Santa Cruz de Marcenado, que son del pelo del Dos de Mayo, están mucho mejor. Hay césped, flora frondosilla y una "zona de juegos" (petanca, cagadero de perros y un campo de futbito). Mucho mejor aprovechado. Zona igualmente lastimera, pero comparativamente mejor.
Que Dios nos libre de convertir el Dos de Mayo una explanada como la de ¿Soledad Acosta? No sé cómo se llama, la que le dicen "plaza de la luna" o "tudescos", cerca de donde encerraron a Silvestre Paradox en su propia buhardilla. Una explanada para ferias ambulantes, previo pago al Exmo. Ayto., cuatro árboles escuálidos y cero servicios para los vecinos. Pero sí una reforma lógica: eliminar las distintas alturas, unificar las zonas de ocio infantil y, sobre todo, quitar esa cosa horrorosa que hay en todo el centro. Sin lloros, porque nadie le hace ni puto caso a ese arco de ladrillo ni a esas figuras de blanco prístino que parecen salidas de un catálogo de arte neorrenacentista estúpido. Y un poco de grana de césped, por favor, que son dos pesetas, y un camión de mantillo, que son otras dos, para quitar de una maldita vez ese suelo de tierra de obra, apelmazado y arcilloso.
Si yo escribiese un manual acerca de urbanismo e ideología, lo primero que haría sería poner como ejemplo la Plaza del Dos de Mayo, para explicar lo que hay que hacer si uno quiere borrar del mapa el lugar más curioso, políticamente hablando, de la capital del país. Antes a duras penas, y ahora nada, ondeaban aquí y allá algunas banderas republicanas. Ahora hay que irse a un "zulo" para verlas, a un pueblo o a un bar de copas raro a altas horas de la madrugada. Lo mismo ha sucedido, no digo que no, con las banderas del águila. El señorín que vendía enseñas franquistas a pie de la calle Goya (¿Con Claudio Coello?) ahora está en el sótano. Brindo a la salud de ese viejo porque sigue al pie del cañón.
Ni qué hablar sobre el decreto fascista que prohíbe de un plumazo las fiestas del barrio, ni del férreo control policial que se ejerce sobre sus calles (cada vez menos, según el barrio se va poblando de jóvenes pijos "fashion victim", bebedores de mojitos a 6 pavos el vaso, tanto del bando local como del visitante).
Un señor que tiene un perro llamado Hércules, que lleva doscientosmil años tomándose el vermú en el Camacho, nos abordó un día al A y a mí, que pasábamos por allí. Yo diría que estaba "estupefacto". Nos preguntó "¿qué le veis a Malasaña?", cosa que me pareció una pregunta demasiado genérica, así que le espeté "¿Qué le vemos, en qué sentido?". En seguida empezó a soltar trapo, pero sin saber qué trapo era. Yo creo, y aquí aventuro una suposición, que sentía cierta "nostalgia", por así decirlo, y quería pegar la hebra. Lo que pasa es que no nos quería llamar sucios pijos fascistas, o bien no estaba seguro de que lo fuéramos, una de dos. Luego llegó Hércules (antes estaba dando un paseo) y se acabó la incipiente conversación. Por el tono de la conversación y la manera de abordarla, yo diría que el tipo era más bien de ideas izquierdosas, amedrentadas, en cierto grado, por la invasión pijo-gay-intolerante que ha sufrido el barrio en los últimos cinco años. Es cierto: se ha llenado todo de gays (esto fuera de ideas políticas, pero en cierto modo relacionado, por intereses económicos), pijos con gafas de pasta, sombrero y conversaciones de lengua arrastrada, y también de intolerantes (¿he relatado ya cuando los habitantes pseudo-hippies de la vieja "Central Vegetariana" de la c/ Palma me echaron la bulla a las seis de la tarde porque yo estaba allí parado con mi hijo de dos años que pegaba voces por nosequé ñoñomongos relacionados con la falta de sueño, y no podían dormir?). El barrio petado de simbolitos estúpidos de "no más ruido", todos colgados por los nuevos habitantes. Coño, si no quieres ruido, no te vayas a vivir a San Vicente Ferrer, entre San Andrés y la Corredera, coño, capullo.
En fin, me voy. Otro día sigo con las guerrillas.
A la vuelta, me entero de que, según El Mundo, le han atizado al Berlusconi con una "reproducción en miniatura de la catedral de Milán". Uno de los seguramente cientos de grupos que se han creado en Facebook para aplaudir el hecho cuenta ya con más de 500 fans (hace un rato eran 300). Eso significa que a muchos les parece bien. Y también que hay mucha gente que no tiene nada más que hacer que estar mirando el facebook, entre ellos yo.
Es una anécdota como otra cualquiera, de domingo por la tarde.
¿Y si todos los días alguien agrediese a un político famoso? Eso daría de comer a muchísima gente... Miles de personas poniendo teletipos de esos, haciendo fotos, copieteando la información de un lado a otro, entrevistando a los médicos de las urgencias del hospital que atendió al político, escribiendo comentarios para el telediario del día siguiente, recopilando y montando imágenes para ilustrar el suceso... Y muchos más miles y miles tomándose copas para celebrarlo, los bares desbordados (había pocos abiertos porque era domingo), los ISP echando chispas, etc.
Ríase vd. del "navibús", que no es ningún regalo: 108 euros por media hora de viaje, a repartir entre los conductores, cobradores, Gallardón y Hacienda. Pongamos que se están haciendo 3 mil pavos por día (horario de 18:00 a 21:30, calculando una media de 4 autobuses cada media hora). Podría parecer que es un "servicio gratuito" con un "precio simbólico" (los equivalentes turísticos son a 17 euros por persona, te puedes subir y bajar durante todo el día). Pero que nadie se engañe: los menores de 7 años pagan si ocupan asiento. He calculado 54 plazas por autobús (sólo se ocupa la parte de arriba). O sea, que no es un servicio gratuito ni mucho menos. No sé qué cobrarán los conductores y demás currantes al pie del cañón, pero si es poco les están engañando, porque las cuentas se hacen con los dedos. No es para hacerse de oro, pero tampoco están cavando con las manos en una mina boliviana a 50 céntimos la hora.
Las luces navideñas son las luces. El resto está en obras: Cibeles, Serrano, Callao, Colón... Es muy bonito. Es como la M-30, pero en el centro central (no hace bajarse la Cuesta de San Vicente para verlo). El Plan Gallardón, que no es nada secreto, sino más bien todo lo contrario, consiste en llenar el Centro de explanadas para alquilar a precio de oro. Hay chiringuitos en Callao, la plaza de los ex-cines Luna, Santo Domingo, etc. --> y en muchos más sitios céntricos de la ciudad (Felipe II, Plaza de España, San Ildefonso de vez en cuando, Chueca, Red de San Luis, etc.). Todo pagado con dinero del "Plan E" (y otras zurraspillas que sobraron de otros proyectos).
Y no sólo se trata de montajes temporales (tipo "artesanía afroamericana"), sino también del terrazeo matritense. Hace unos años estuvimos a punto de montar un bar. Según los de hostelería de la zona, corroborado por los del Ayuntamiento (estuvimos varias veces en la Junta Municipal para preguntar cosas), era casi imposible que te concedieran licencias de ningún tipo en la zona centro. Ni para bares ni para terrazas ni para ná. En los últimos años, desde que Madrid quizo hacerse olímpica, por decir una fecha aproximada, parece que siguen fallando las licencias para "bares cutres", pero prosperan misteriosamente los baretos con terraza, empezando por los Starbucks, hace ya algún tiempo, al principio de Alcalá, y el super-terrazón en Fuencarral, pasado Bilbao, y otros muchos sitios. El Starbucks de Fuencarral, por poner un ejemplo, era una especie de camisería/ropa para caballeros, si no recuerdo mal. Ahora es un Starbucks con una terraza "totally profitable". Donde estaba la Mariblanca, tienda de telas y similares que ahora está en el local de al lado, también en la calle Fuencarral, esquina con Divino Pastor, ahora hay un supernegociaco donde venden panes raros, café, cosas delicatessen y, por supuesto, es un puto bar. Local inmenso donde la gente entra a pimplarse cosas sentada en una mesa. Los hosteleros de Montera, ni te cuento lo que deben estar pagando (e ingresando) con sus nuevas terrazas. En Jacometrezo y Preciados, ni te digo, en cuanto lo acaben ya lo constataremos. De un plumazo, Gallardón se apunta el galón de medioambiente (reducción de carriles y futura restricción de tráfico) y se embolsa miles de millones a base de alquilar espacios públicos. Fuencarral, la Gran Vía, Callao y todos los alrededores están más intransitables que nunca. No es sólo que sea más agradable para el público transitar por zonas peatonales o semipeatonales... Es que está todo petado de terrazas, ferias de artesanía, atracciones, etc. Hay mucho menos espacio que antes, cuando había coches (!).
Pero, por "algún motivo", el cogollo de Malasaña sigue estando en "malas condiciones". Se está "arreglando" todo por todas partes, pero aquí las cosas que se hacen se hacen pasando por encima. La Plaza del Dos de Mayo, epicentro del Barrio de las Maravillas, Distrito de Universidad, está completamente fragmentada. Hay tropecientasmil divisiones. Hay cuatro terrazas (eso sí), tres parques para niños y otro con supuestos mecanismos de esos para jubilados rehabilitantes (dar pedales, aunque estén rotos, etc.), zonas en tierra, distintas alturas y una puta mierda de monumento en todo el centro, ocupando media plaza. Es un monumento absurdo porque es horroroso, ocupa muchísimo más de lo necesario (¿por que está vallado?) y, además, ahí no estaba originalmente la puerta del sitio donde bla, bla, bla. Hay también unos cipreses famélicos encargados de dar mal rollo, unos semijardines vallados donde no hay más que mierda y cuatro matojos maltratados, etc. Los jardincillos que hay junto a Conde Duque, lindando con Santa Cruz de Marcenado, que son del pelo del Dos de Mayo, están mucho mejor. Hay césped, flora frondosilla y una "zona de juegos" (petanca, cagadero de perros y un campo de futbito). Mucho mejor aprovechado. Zona igualmente lastimera, pero comparativamente mejor.
Que Dios nos libre de convertir el Dos de Mayo una explanada como la de ¿Soledad Acosta? No sé cómo se llama, la que le dicen "plaza de la luna" o "tudescos", cerca de donde encerraron a Silvestre Paradox en su propia buhardilla. Una explanada para ferias ambulantes, previo pago al Exmo. Ayto., cuatro árboles escuálidos y cero servicios para los vecinos. Pero sí una reforma lógica: eliminar las distintas alturas, unificar las zonas de ocio infantil y, sobre todo, quitar esa cosa horrorosa que hay en todo el centro. Sin lloros, porque nadie le hace ni puto caso a ese arco de ladrillo ni a esas figuras de blanco prístino que parecen salidas de un catálogo de arte neorrenacentista estúpido. Y un poco de grana de césped, por favor, que son dos pesetas, y un camión de mantillo, que son otras dos, para quitar de una maldita vez ese suelo de tierra de obra, apelmazado y arcilloso.
Si yo escribiese un manual acerca de urbanismo e ideología, lo primero que haría sería poner como ejemplo la Plaza del Dos de Mayo, para explicar lo que hay que hacer si uno quiere borrar del mapa el lugar más curioso, políticamente hablando, de la capital del país. Antes a duras penas, y ahora nada, ondeaban aquí y allá algunas banderas republicanas. Ahora hay que irse a un "zulo" para verlas, a un pueblo o a un bar de copas raro a altas horas de la madrugada. Lo mismo ha sucedido, no digo que no, con las banderas del águila. El señorín que vendía enseñas franquistas a pie de la calle Goya (¿Con Claudio Coello?) ahora está en el sótano. Brindo a la salud de ese viejo porque sigue al pie del cañón.
Ni qué hablar sobre el decreto fascista que prohíbe de un plumazo las fiestas del barrio, ni del férreo control policial que se ejerce sobre sus calles (cada vez menos, según el barrio se va poblando de jóvenes pijos "fashion victim", bebedores de mojitos a 6 pavos el vaso, tanto del bando local como del visitante).
Un señor que tiene un perro llamado Hércules, que lleva doscientosmil años tomándose el vermú en el Camacho, nos abordó un día al A y a mí, que pasábamos por allí. Yo diría que estaba "estupefacto". Nos preguntó "¿qué le veis a Malasaña?", cosa que me pareció una pregunta demasiado genérica, así que le espeté "¿Qué le vemos, en qué sentido?". En seguida empezó a soltar trapo, pero sin saber qué trapo era. Yo creo, y aquí aventuro una suposición, que sentía cierta "nostalgia", por así decirlo, y quería pegar la hebra. Lo que pasa es que no nos quería llamar sucios pijos fascistas, o bien no estaba seguro de que lo fuéramos, una de dos. Luego llegó Hércules (antes estaba dando un paseo) y se acabó la incipiente conversación. Por el tono de la conversación y la manera de abordarla, yo diría que el tipo era más bien de ideas izquierdosas, amedrentadas, en cierto grado, por la invasión pijo-gay-intolerante que ha sufrido el barrio en los últimos cinco años. Es cierto: se ha llenado todo de gays (esto fuera de ideas políticas, pero en cierto modo relacionado, por intereses económicos), pijos con gafas de pasta, sombrero y conversaciones de lengua arrastrada, y también de intolerantes (¿he relatado ya cuando los habitantes pseudo-hippies de la vieja "Central Vegetariana" de la c/ Palma me echaron la bulla a las seis de la tarde porque yo estaba allí parado con mi hijo de dos años que pegaba voces por nosequé ñoñomongos relacionados con la falta de sueño, y no podían dormir?). El barrio petado de simbolitos estúpidos de "no más ruido", todos colgados por los nuevos habitantes. Coño, si no quieres ruido, no te vayas a vivir a San Vicente Ferrer, entre San Andrés y la Corredera, coño, capullo.
En fin, me voy. Otro día sigo con las guerrillas.
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