El Higiénico en Clamores o a mí se me va la olla

Vive Dios. Todos los que leen este blog saben que soy un viejo seguidor del Higiénico, acérrimo, y además coleccionista. Tengo el libro, todos los discos originales, incluyendo uno de los vinilos resurrectos del Doble Hoja.
Hoy ha sido la "presentación en Madrid" del nuevo espectáculo higiénico "Palabra de ornitorrinco". Se supone que es una continuación del "Mamá, quiero ser autista" y el otro... Lo busco en el Google: "Mentiras podridas". Las dos primeras partes las he visto un mínimo de dos veces cada una: en el Sol, en el Juglar, en la sala Triángulo y en Clamores, que yo recuerde, y puede que lo haya visto alguna vez más. Esto del ornitorrinco prometo que no lo veré por segunda vez, salvo que cambie de opinión (obviamente).
Prometo que no es por la repetición de temas y fórmula (cosa para la que ya estaba preparado). Tampoco porque el sonido haya sido malucho (no me he enterado del 25% de lo que estaba sonando). Es que los "chistes" no me han hecho gracia. En hablando de religión, me ha parecido un discurso "romo" y "mellado", como una bechamel desligada (sería más como un cuchillo viejo, pero no le he visto la agudeza por ningún sitio). Ha sido irregular. Es decir, metía la marihuana, pero resultaba anecdótico. La gracieta de la voz en off y el francotirador era demasiado repetitiva. Parece como si Daniel estuviese en una fase de cambio, o algo así. Está pelechando y se ven plumas viejas y nuevas, pero se ve sobre todo confusión y algazara injustificada, como si el pavo estuviese agitando la cola y tu jeta se llenase de plumón nórdico.
El rollo "voz cascada" no me parece que aporte demasiado, pero eso habrá que verlo con el tiempo. Está claro que las voces son las voces y las cuerdas vocales se van moldeando necesariamente. La música ya se ha ido del hipotético inicial "rock español" a "alternativo", totalmente. Ya no queda nada de la vieja Quartet. La transformación de Quartet a Daniel ya es algo neto y confirmado. Ya son muchos discos, pero parecía que quedaba algo de música de banda por ahí. Ya no. A mi juicio, ya se puede decir que antes había música de banda, de grupo, y que ahora ya hay música "de lata". Extremadamente profesional, pero huele mucho a ordenador.
Me da rabia saltar ahora con una crítica negativa y no haber hecho antes diez positivas (aunque creo que sí las he hecho, pero no sé si a nivel de blog, tendría que revisarlo). Voy a hacer un breve periplo por lo que debían haber sido las críticas positivas y así también sirve para justificar la negatividad presente.
Vi mi primer concierto del Higiénico en el Siroco, en San Dimas, hace más de diez años (no sabría precisar más). Venía en solitario. Todo correcto. Ya le había escuchado por la radio y tenía uno o varios CDs (era la época del "bar de moda", los "proverbios chinos" y esos temas). Después de eso le he visto en El Sol, en la sala Caracol, en el Moby Dick (con mi mujer recién parida, sentada en una banqueta plegable que llevamos ex-profeso), en la vieja Sala Revólver, en los garitos ya mencionados y en otros más. Todo triunfos. Mención especial para los conciertos con banda. Con la nueva (creo que fue en el Moby Dick) y con la Quartet en Caracol y, sobre todo, en Revólver. Recuerdo aquel concierto con lágrimas en los ojos. Nunca podré olvidar aquel "Como un árbol" con Toni Pastor a la ¿mandolina?
Incluso una vez anduve pegando carteles por Malasaña cuando a Daniel le hicieron una pirula en ¿El Sol? No recuerdo. Le cambiaron la fecha de malas maneras, se cabreó y nos instó internáuticamente a la rebelión. No recuerdo cómo terminó el asunto, porque yo no podía ir el día del concierto, pero sí a pegar carteles.
A todos los que he convocado para ver a Daniel, siempre han quedado satisfechos. Con eso lo digo todo. He llevado a poperos, rockeros, heavies, experimentales, absurdos y de tó. Cada uno quedaba encantado por algún motivo, porque el mérito de Daniel es ir directo al grano, sin rodeos, y tocar la fibra sensible de cada uno con las palabras que cada uno entiende.
Pero hoy no me ha tocado nada.
No obstante, es el "espectáculo" (más que concierto) en el que le he visto más recompensado con aplausos. Para mí que eran falsos aplausos, pero eso ya es opinar más allá. Los aplausos que yo le conocía iban acompañados siempre de silbidos, comentarios gritados y ese tipo de cosas que nacen de la empatía. Hoy parecía más un artista santificado. Eran aplausos sordos, como quien dice, que lo mismo podrían haber salido de una máquina. Eso me ha parecido. Aplausos numerosos pero "correctos".
De todos modos, lo de hoy ha sido una incursión guerrillera. Lo cierto es que iba con poca fe. Iba de mercenario, de coleccionista.
Me he pillado el último disco. Suelo pillar por Internet, pero como estaba el concierto al alcance de la mano, me he esperado. Ahora lo estoy escuchando. Creo que me va a costar digerirlo. No sé si es por el cambio, si porque no me gusta, si porque estoy con actitud negativa, si porque se me ha metido en la cabeza que es música de lata, si porque los mensajes no me interesan en este momento ("si me siento solo me pongo a pensar y bla, bla, bla", "me he inventado un cuento pero no sé de qué va", "desde que han convertido el rock’n’roll en una filial de Telefónica", "doy por supuesto que esto es una canción"...). Es como si el pibe estuviese en fase de cambio y yo tuviese que tragarme sus inquietudes. Inquietudes temporales, hasta que sepa por dónde va. ¿Qué es eso de que el rock and roll es una filial de Telefónica? Una sandez de frase vacía de significado. Es todo forma. Igual que la siguiente, la del Poe. Bla, bla, bla. Retórica. La siguiente es un poco bobona. Le echo diez minutos para hacer la letra. Es pura experimentación. No comercializable. La del pibe que va a dejar de fumar (track 10) me gusta, aunque me suene a Tom Waits, o algo así, como el Roxanne de la peli aquélla, o a lo mejor por eso, o a lo mejor porque a veces quiero dejar de fumar y a veces no. En cualquier caso, me gusta el ambientillo de lluvia, noche, bar, soledad, alcohol y compañía ocasional.
En este disco hay mucho de swing, algo de jazzblues y algo de miscelánea. Para mí queda como un asunto pendiente. Igual mañana me levanto y pienso otra cosa, pero hoy me parece (en un mundo ideal) la maqueta que uno lleva a producción y luego le dicen que quite dos o tres cosas, que cambie otras tres o cuatro y que vuelva al día siguiente. El CD y la fotografía, muy monos. El concierto-espectáculo, para mí, mal, a secas, quizá por la mala costumbre de tener el listón muy alto.
La voz en off advirtió que si nos parecía mal el espectáculo nos callásemos la boca. Inseguridad justificada. Pero yo seguiré al pie del cañón porque me parece que más de lo bueno está por venir.
Salut.

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