Baroja me come la moral

Ríome de Tolkien, casi de Dickens y casi-casi de Charles Dodgson, todos ellos proclives a inventarse universos paralelos. No sé por qué, me han salido todos nombres ingleses del tirón (?) De seguro me saldrían más nombres y cientos de discusiones, pero ha sido inconsciente.
Tampoco vamos a exagerar, pero me parto el bazo con los personajes de Baroja. Sólo hacen y dicen chorradas. Incluso los más heroicos y esforzados, en apenas dos párrafos pueden llegar a perder toda su credibilidad.
Eso concuerda con la naturaleza del ser humano (no sé si del ser humano español o si de todos en general). Para comprobarlo, sería divertido meterse en la mente del ser humano más recto y cabal, y ver por dónde discurren sus pensamientos y en qué actos desembocan.
Algunos de sus personajes actúan movidos por su propia naturaleza, otros respondiendo a lo que la vida espera de ellos (sus "principios") y otros parece que van cogidos de la mano del azar. En cualquier caso, lo que les espera a la vuelta de la esquina es impredecible. Unas veces les sale bien, otras mal, otras fatal... Pero, como en la vida real, todos tiran para adelante hasta que les llega el fin. A unos se les come el cadáver un perro, como a Fermín Leguía, y otros acaban como reyes de Bu-Tata mientras trataban de llegar al Cananí, como Paradox.
No hay nada dramático, aunque haya algunas situaciones dramáticas. Es la cualidad del autor para convertir una escena dramática en cómica, en grotesca, al fin, que es a lo que más se parece la vida de uno que la interpreta con humor.
Si la cosa no se tuerce, voy a por las "memorias de un hombre de acción", que son veintipico novelas metidas en tropocientasmil páginas de papel biblia, asín que se vayan de preparando para una turra barojiana.

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