Momento de decidir

Cuando uno decide que ha llegado el momento de tomar una decisión, puede tomarla o bien posponer la toma de la decisión. Aunque parezca un estúpido juego de palabras, es cierto. Y aún más, porque yo ahora mismo trato de decidir si pospongo o no pospongo o si, por el contrario, tomo la decisión de una maldita vez.
Todo por el puto romanticismo.
La cosa es así: qué mal está el mundo y hay que cambiarlo y bla, bla, bla, cada uno desde su lugar y en la medida de sus posibilidades y bla, bla, bla, pero eso tampoco me satisface mucho y en realidad no sirve para cambiar lo que a uno le resquema y pichí pichí pichí... En resumen: si no existe una solución factible al problema, ¿por qué seguir torturándose? ¿Acaso puede uno no torturarse? Yo creo que se puede intentar. Porque ya he pensado cosas, pero todas me conducen a un callejón sin salida. Así que uno acaba por pensar que las cosas son como son porque tienen que ser así y es mejor no darle más vueltas. Como cuando uno encuentra un cubo de Rubik. No es que no se pueda solucionar... Seguro que sí. Pero a mí no me sale, por más vueltas que le dé. Así pues, lo mejor es ignorar el puto cubo. El día que llegue alguien y dé con la solución, yo me apunto el primero. Cuando se pueda acabar de una manera lógica con la corrupción política y el hambre en el mundo (sin crear males mayores), yo voy para allá corre que te corre a solucionarlo.
Muy al principio se me ocurrió que lo mejor era suprimir a cualquier ser humano mayor de 35 años (un matemático tendría que hacer unos cálculos para saber la edad exacta, teniendo en cuenta el crecimiento vegetativo mundial, los recursos disponibles y esas cosas).
Pero es una mierda de decisión, teniendo en cuenta que suprimir a los mayores (no es por que me esté acercando a los 35, lo juro) no es justo, porque está demostrado que la gente es imbécil a cualquier edad y que, a veces, incluso, mejora su imbecilidad con los años. El porcentaje de irresponsabilidad e idiotez es inversamente proporcional a la edad de uno. Eso sí, el que es imbécil a los 20 y también imbécil a los 30, a los 40 es rematadamente imbécil y a los 50 ya no hay quien le aguante... Es todo muy relativo. Por tanto, suprimir a los mayores de 35 no es una solución óptima.
Podrían darse subvenciones a aquellos que prefieran suicidarse, de manera que sus seres queridos podrían beneficiarse del suicidio voluntario de Pepe Martínez. Pero todo el mundo pensaría: voy a ver si aguanto hasta los 60 y luego me suicido. Y luego no se suicidaría... Mientras haya esperanzas y demás pamplinas, la peña no se suicidaría en masa de manera voluntaria, ni por dinero.
Colonizar otro planeta queda descartado. Es el modo viajero de perpetuar el problema, de seguir haciendo y haciendo y haciendo el cubo de Rubik una y otra vez. Como yo con mi decisión, el ser humano ha tenido ya tiempo (y aún le queda bastante) para tomar su decisión. Es el momento de hacer algo ya.
Matar a los gilipollas tampoco es una opción, porque todos los gilipollas piensan que los demás son gilipollas, de modo que todos somos igual de gilipollas.
Destruir la democracia o la dictadura de turno tampoco ayuda (aunque es mejor quitarse las dictaduras, más o menos, digo yo), porque siempre viene detrás una forma de gobierno similar o un poco mejor o un poco peor. Más caca, de otro tamaño, sabor y textura.
Dar de comer a los pobres y a los negros del África es la peor solución, sin lugar a dudas, con todos mis respetos... Si todos los países pobres y superpoblados fuesen del primer mundo, después de un proceso de reconversión, al cabo de unas pocas décadas... ¿Cómo nos luciría el pelo teniendo 20 Estados Unidos diseminados por todo el mundo? Eso no se puede. El petróleo que hay es el que hay y sólo lo pueden beber unos pocos. Y aunque cubriésemos toda la China con placas solares, nos daría lo mismo. Estaríamos caput al día siguiente.
La única manera posible de sobrevivir es siendo más eficientes que la Naturaleza. De cada 2x de potencia solar, nosotros tendríamos que tener un aparatito (hecho con agüita fresca del mar) que sacase 4x de energía. Tendría que haber un control de natalidad. No como cosa "muy rara" (tipo ¡no lo podemos permitir!, tipo la Iglesia Católica), sino como una limitación lógica que se impone por el bien común. Es como cuando uno quiere adoptar a un hijo, porque no puede tenerlo o porque le sale de los cojones, y tiene que cumplir una serie de requisitos (casa grande, dos kilos para hacer la "compra", uno o dos o tres o cuatro o cinco años de espera, etc.). Aunque, en teoría, se podría, NO se puede. Aunque uno podría ir al orfanato de la esquina y pillarse al niño, NO se puede. Aunque tendría que ser completamente gratis, e incluso los gobiernos tendrían que darle a ese niño adoptado el pan de debajo del brazo, el hecho es que NO es así. Hay que pagar, esperar y superar un sinfín de tropiezos exasperantes y astringentes. Pues lo del control de natalidad, lo mismo. Si se puede sólo 2 hijos por barba, se puede sólo 2 hijos por barba. Y punto. El resto, si hay un "accidente", a la batidora y después al suelo, para hacer humus y que crezcan bien las setas.
Así sería muy fácil la supervivencia y el Bien, porque nos regiríamos por principios matemáticos, como el Universo, y no por principios morales absurdos que en la mayoría de las ocasiones dictan leyes etéreas e insostenibles, incluyendo la conquista del Oeste americano y de las Indias en el siglo cuantos por españoles, portugueses, etc.
Pero estamos tan lejos de una solución sostenible (no hablo de ecología, sino del todo de la existencia humana, haciendo hincapié especialmente en la política) como yo de resolver el puto cubo de Rubik.
¿Qué hago? ¿Me espero un poco a ver si sale algo? ¿Lo pienso mejor porque lo que he pensado durante tantos años es una pila de soplapolleces? ¿Pospongo la decisión de decidir al respecto? Y, después de decidir... ¿Podrá uno mantener firme su decisión? ¿Podré ignorar las injusticias sociales —a nivel teórico— igual que ahora considero un cubo de Rubik como un objeto decorativo tipo "pop art"?

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