El papel del radical

Si apenas le da a uno tiempo en esta vida a amar a una sola mujer y tener tres o cuatro amigos, un par de hijos y ya me estoy yendo por la patilla... ¿Lo radical es para solteros?
Si bien es cierto que entiendo que las dudas te impiden actuar, también lo es que no puedo dejar de dudar. Por tanto, ¿lo radical es para ultra-inteligentes que saben lo que es mejor para el resto del mundo o bien para gente que actúa sin pensar, porque es mejor hacer algo que no hacer nada? --> y ya estoy dando por sentado que es mejor hacer algo que nada, siempre y cuando lo que se haga resulte ser mejor que lo que ya existía, aunque sea sólo un poco. Por ejemplo hoy, día de San Isidro, fiesta mayor de mi pueblo, iban unas señoras de anchas espaldas cantando a voz en grito nosequé vainas con voz aterciopelada de cantineras trasnochadas. Una experiencia muy desagradable. Pero su actitud era mejor que la de la mayoría, que era un pastiche muermoso de guiris y locales que se escurría por las encrucijadas del centro madrileño como un blandiblú por entre las manos de un niño. Lo mejor, realmente, hubiese sido alguien con la caridad cristiana suficiente como para acercarse al grupo de mujeres y pedirles por amor de Dios que cerrasen el puto pico. Nosotros hemos huído como ratas de alcantarilla y nos hemos metido por la primera bocacalle. Y la hemos metido hasta el fondo, la pata, porque nos hemos topado de frente con los Madrileños y Amigos, con los Amigos de la Capa, con Santa María de la Cabeza, con la orquesta de la policía municipal y el mismísimo San Isidro Labrador, con un señor que tiraba pétalos de rosa, con cuatro caballos que lo mismo andaban que se hacían caca (seguidos de cerca por dos barrendero municipales que iban recogiendo las bostas al vuelo) y una pila horizontal de viejas perfumadas y Caganchos gotosos entre la Basílica de San Miguel y Puerta Cerrada. Cosa fina. Nosotros hemos gritado "que vivan los novios", es decir, yo, y el señor pequeño que llevaba yo en brazos preguntaba que dónde estaban los novios y que quién era el San Isidro y qué coño llevaba, que si era una lanza o qué, y yo le respondía ¡que vivan los novios!
Que vivan la frescura y la gracia fina.

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