Como churros
Hay canciones que se escuchan como churros, sobre todo las de antes de los 60 (luego ya se ponen pesados).
Columbia Records tenía un estudio (al menos en los cuarenta y los cincuenta) en la calle del Barco, y allí grabó unos cuantos discos Lolita Garrido.
Ahora se escuchan las canciones como churros, pero antes te podías dar con un canto en los dientes si te venían 4 en el mismo disco, y si tenías más de diez o veinte en tu discoteca.
Yo tenía una amiga vecina (¿M? ¿E?) cuya madre tenía una especie de mini-sala de estar/museo donde había un gramófono de los de verdad. Yo mismo accioné la palanca (era de palanca y trompetoso) y los discos se oían que te cagas (aquí quizá me haya dejado llevar por la emoción, porque no guardo ningún recuerdo preciso al respecto). Cuatro canciones a la palanca eran cuatro días de guardar cama por agujetas, así que la cosa estaba proporcionada. Total, daba lo mismo, porque la peña tampoco tenía costumbre de estar todo el día escuchando música... Bastante tenían ya con escuchar lo que echasen por la radio.
Lolita Garrido era una "cantante melódica". O sea, que cantaba cosas tipo fox-trot, bolero, cha-cha-chá... Ese tipo de cosas que cantaba ese tipo de persona. A mí me encanta, pero reconozco que no sería lo mismo sin ese sonido rasgado por la aguja. Lo mismo me pasa con muchos discos de blues clásico, no obstante... Al loro, porque leo en un CD que "Cachito" (todos sabemos qué canción es esa) es un "Porro" (igual que otras canciones son boleros o mambos). Y también cantaba la Lolita cosas llamadas "Canción de cuna". Ahí se atrevía con todo.
Esos temas se escuchaban como churros. Pero lo mismo me da Lolita Garrido que Lead Belly. Aunque algunas fuesen canciones de mierda, que tenían muchas que eran caca de la vaca, se escuchaban mucho mejor que las cacas de la vaca que se escuchan ahora, chorizos más que cacas, de marca mayor, chorizos de Pamplona... Eran canciones digestivas. Casi me atrevería a decir "dietéticas".
Está lloviendo en mi salón, encima de mi barriga, de mi teclado y mi lámpara. Son gotinas de la primera tormenta del verano 2009 madrileño, salvo que se demuestre lo contrario. La primera tormenta del verano es como la primera nevada del invierno, con la diferencia de que aquí nieva una vez cada diez años. Pero la tormenta de verano se disfruta igual o más que la nevada. Es más propia del lugar. Propia para adolescentes que caminan por las calles recién mojadas, viejas que van a "candar" y perros que doblan la esquina.
Columbia Records tenía un estudio (al menos en los cuarenta y los cincuenta) en la calle del Barco, y allí grabó unos cuantos discos Lolita Garrido.
Ahora se escuchan las canciones como churros, pero antes te podías dar con un canto en los dientes si te venían 4 en el mismo disco, y si tenías más de diez o veinte en tu discoteca.
Yo tenía una amiga vecina (¿M? ¿E?) cuya madre tenía una especie de mini-sala de estar/museo donde había un gramófono de los de verdad. Yo mismo accioné la palanca (era de palanca y trompetoso) y los discos se oían que te cagas (aquí quizá me haya dejado llevar por la emoción, porque no guardo ningún recuerdo preciso al respecto). Cuatro canciones a la palanca eran cuatro días de guardar cama por agujetas, así que la cosa estaba proporcionada. Total, daba lo mismo, porque la peña tampoco tenía costumbre de estar todo el día escuchando música... Bastante tenían ya con escuchar lo que echasen por la radio.
Lolita Garrido era una "cantante melódica". O sea, que cantaba cosas tipo fox-trot, bolero, cha-cha-chá... Ese tipo de cosas que cantaba ese tipo de persona. A mí me encanta, pero reconozco que no sería lo mismo sin ese sonido rasgado por la aguja. Lo mismo me pasa con muchos discos de blues clásico, no obstante... Al loro, porque leo en un CD que "Cachito" (todos sabemos qué canción es esa) es un "Porro" (igual que otras canciones son boleros o mambos). Y también cantaba la Lolita cosas llamadas "Canción de cuna". Ahí se atrevía con todo.
Esos temas se escuchaban como churros. Pero lo mismo me da Lolita Garrido que Lead Belly. Aunque algunas fuesen canciones de mierda, que tenían muchas que eran caca de la vaca, se escuchaban mucho mejor que las cacas de la vaca que se escuchan ahora, chorizos más que cacas, de marca mayor, chorizos de Pamplona... Eran canciones digestivas. Casi me atrevería a decir "dietéticas".
Está lloviendo en mi salón, encima de mi barriga, de mi teclado y mi lámpara. Son gotinas de la primera tormenta del verano 2009 madrileño, salvo que se demuestre lo contrario. La primera tormenta del verano es como la primera nevada del invierno, con la diferencia de que aquí nieva una vez cada diez años. Pero la tormenta de verano se disfruta igual o más que la nevada. Es más propia del lugar. Propia para adolescentes que caminan por las calles recién mojadas, viejas que van a "candar" y perros que doblan la esquina.
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