Caca de perro

La caca de perro es una figura típica. No mucho en literatura, aunque algo, y algo también en cómic. Yo, cuando le doy el sandwich de nocilla a los churumbeles, aseguro que es de caca de perro untadita con cuchillo.
Cada vez hay menos cacas de perro. Antes había más. En el pueblo aún tenemos cacas de perro por todas partes. Pero aquí, en la gran ciudad, empiezan a escasear...
Las cacas de perro siempre han sido muy útiles, especialmente las frescas, aquí, en el ambiente urbano. Para gastar ciertas bromas pesadas, se utilizaba mierda fresca de perro. Se untaba, por ejemplo, sobre el parabrisas delantero del coche del ofendido. También servían para pinchar los petardos: cogías un petardo de 5 ó 10, lo clavabas en la mierda de perro, lo encendías y te alejabas para evitar las salpicaduras. Para esos menesteres era preferible una mierda de frescura media: ni muy fresca ni muy seca. Las cacas de perro servían para observar a las "moscas de la mierda", esas de color verde metálico que se ven en las cacas de perro y no en otro lugar... Por último, las cacas de perro servían, y siguen sirviendo, para tener buena suerte. Pisar mierda de vaca no puede dar buena suerte, porque es una imbecilidad pisar una bosta más grande que tu pie. Para la buena suerte, nada mejor que una caca de perro recién depositada sobre la acera, humeante en invierno y brillantita en verano.

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