Fotografía ampulosa

La fotografía, lo que suele definirse como "buena fotografía", es habitualmente "ampulosa". Con aires de grandeza. Por eso uno enfoca, busca un encuadre, una luz... Eso funciona muy bien, y no funcionaría mejor de otra manera, en publicidad, en las películas y en los libros. Es decir, trasladando el arte del retratar fotografiesco a las respectivas "artes".
Hace meses se me jodió la cámara y la reemplacé por una nueva, de otra gama, más "guay", una réflex digital (una Fuji A303 por una Canon 450D, por más señas). Fue más cara que la otra. La Fuji salió por 400 pavos en su día y la Canon por 600 y pico. Era una aspiración. Pretendía tener una cámara más "potente" para hacer fotos más "ampulosas". Puestas de sol o algo así, me imagino... No tan ambicioso. De hecho, creo recordar que yo tenía en mente darle el mismo uso a la Canon que a la Fuji, pero con el plus añadido de poder hacer fotos "ampulosas" cuando lo deseásemos, con una calidad buena para —incluso— imprimir la foto.
Sin descartar la ampulosidad (ángulo, iluminación, encuadre, etc.), hoy por hoy lo apuesto todo por el "momento". Da gustirrinín ver el paso del tiempo y las circunstancias circundantes a través de las fotos de uno. Si eres un fotógrafo profesional, la cosa cambia. Supongo. Pero para uno lo más importante es verse retratado a través del tiempo. Recordar una camiseta, un niño que era gordito antes más que ahora, una cerveza helada en el crepúsculo de una noche de verano que ahora pagarías por apurar, un gesto del ser amado. Con o sin encuadre. Con o sin luz. Con o sin foto. Y lo que hay es foto, buena o mala, regular o peor.
Y se hace uno el propósito de repudiar la ampulosidad en favor de la documentación pura y dura. No más encuadres, no más ISO y no más bobadas, excepto para unas pocas y escogidas fotos de laboratorio... El resto de energías a la saca del retrato descarnado.

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