La muerte II

El tipo de Sostiene Pereira contrató a un chaval que había hecho la tesis sobre “la muerte”, aunque luego no tenía nada que ver.
El tipo, Pereira, estaba muriendo cuando lo hizo. Estar muerto no existe. Y morir consiste en adelantar el hecho de la no existencia.
Así dicho, parece una perogrullada, y lo es: morir es planear la propia muerte con todo detalle. Unas veces en la carretera de Burgos, otras en un pasillo del Gregorio Marañón, otras en tu cama, rodeado de nietos, a la luz de una vela. En tu funeral se escuchan salmos de ACDC.
Los ríos que dan al mar, que son el morir, dejan de ser río cuando unas gotas se escurren hasta allí y llegan antes que nadie hasta el delta de la muerte, hasta la mesa-camilla donde te fríen a balazos después de hacer trampas en la última mano de mus, hasta el último aliento que te proporciona la botella de oxígeno negra y blanca, hasta el último viaje, la última visita al estanco y el chino del barrio.

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