Aclaración

Se ha vertido mucha tinta ya sobre el tema en diversos sitios, así que creo llegado el momento de esclarecer algunas dudas.
El tipo desdentado cuya sonrisa helaba las venas que menciona Lippincott no era más que un “vampiro”, un hijo de sangre del mismísimo Príncipe de las Tinieblas (quien, por cierto, trabaja para mí y mis socios).
Los tipos que entraban y salían cada cinco minutos estaban buscando y fumando marihuana (según si el movimiento era hacia dentro o hacia fuera).
He de reconocer que el ambiente del local era bastante parecido a una versión Juanito Valderrama de Abierto hasta el amanecer, pero no pasaba de ser una ilusión.
Y sí, fueron 100,50. El señor Italianini estuvo haciendo las cuentas con una calculadora del euro sobre la barra.
Y sí, nos coaccionaron para abandonar el local. Me han echado de infinidad de garitos. Pero nunca pensé que fuesen a echarme de un infecto local de copas de Lavapiés sólo por gastar mucho dinero. Así son los prejuicios: pensé que sólo le echaban a uno de los sitios elegantes. Pero si hago memoria, no es la primera vez que me sucede algo parecido. A ver si aprendo la lección de una vez.

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