Ineptitud y competencia

Hay gente que hace muy mal su trabajo y que estaría estupendamente haciendo otro bien distinto. S lo llama “teoría del laúd” o “teoría del afinador de laúdes”. Sostiene que un tío que se está pudriendo en su trabajo de oficinista, podría ser un renombrado (o destacable) afinador de laúdes. Una de las personas con más capacidad, pericia y maestría en el mundo para desempeñar tal labor.
La otra teoría en disputa, sin nombre, consiste en opinar que (sin echar por tierra la “teoría del laúd”) hay gente inepta, que no sabe ni sabrá nunca hacer nada “de provecho” (o “valorable”).
Esa teoría contempla que esas personas ineptas pueden actuar, en un momento dado, de forma “admirable”. Hacer algo que casi nadie podría hacer, como por ejemplo mantener a diario la misma conversación de dos horas con la madre de uno, coleccionar “kleenex” usados, sostener una paellera con la lengua en equilibrio durante dos horas y cuarto... Ese tipo de cosas.
Ahora mismo no tengo claro si la “teoría del laúd” contempla e incluye también esos casos. Si así fuera, yo la daría por válida e indiscutible: todos tenemos algo que nos hace únicos (o destacables).
Pero quizá esta teoría no se pueda llevar al terreno profesional. Hoy por hoy, estoy convencido de que cualquiera que sepa hacer algo (profesional), lo que sea, tiene el futuro asegurado si quiere: pasar textos a máquina, ser un buen vendedor, hacer esculturas, chupar penes... Cualquier cosa “pagable”.

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