Vamos entrando

Un folou-ap: ya he recuperado el Vamos Entrando.

El mundo para el más cabrón.

Esto me recuerda que tengo que pedirme para reyes el recopilatorio de La banda trapera del río, aunque la verdad es que ya tengo la breve discografía. Mejor no me lo pido. No me pido nada. Cuando quiera algo, me lo compro, si puedo. Y si no, nada.
En el año ochenta y dos conocí a un tipo... estoico. Casi budista. Pero no tenía partido ni religión. Era así de nacimiento. Le ha ido mal. Como a todos los que tuvimos dios y luego dejamos de tenerlo. Mal, socialmente. Pero él está bien, y nosotros también. A los estoicos y a los sindiós nos suele ir mal socialmente. No somos populares. Por eso no votamos al Partido Popular.


Tengo una chica ye-yé
que se masturba con el pie


Ni al Socialista Obrero Español (a ver si se cambian el nombre de una puta vez) ni a la izquierda desunida ni a los verdes ni a los azules ni a los amarillos ni a los rojos ni a los fucsia. Nos cagamos en todo, con o sin palabras, aunque seamos unos mierdas y, por tanto, resulte paradójico que una mierda se pueda cagar en algo.


Estoy tan harto
de tango aguantar
Estoy tan harto
y más que voy a estar
Estoy tan harto
que ya estoy cansao


Ya que estamos en plan consignas músico-reivindicativas, aquí va este verso libre de los Extremoduro:

El público, puesto en pie, agitando las banderas, grita una y otra vez: ¡Mierda! ¡Qué mierda más gorda!

De memoria, era algo así. Luego dice algo de “qué asco de idealismos sociales” y asín. El tema no está mal. Lo que nunca me convenció de los Extremo es que utilizaban un lenguaje demasiado sofisticado. Algo seudo-intelectual para mi gusto. Me gusta “me cago en dios” o una crítica en clave de humor para el público que huye de los vulgarismos por pura cuestión de gusto... Pero no eso de “qué mierda de idealismos sociales”. Es como que quieres ser rebelde y al mismo tiempo optar al príncipe de asturias, como Rosendo. “Te poto en la cara” pero “somos coleguis”. ¿O me estoy liando?
Últimamente sale mucho en las conversaciones de bar y blog: si yo lo veo claro y tú también, y todo el mundo lo tiene claro, ¿por qué se hace y se permite hacer lo contrario?
La respuesta provisional es que “el que hace lo contrario” protege sus intereses, sin más, y que el resto somos vagos. Mientras podamos respirar, pagar la hipoteca y disponer de un fin de semana al mes para comprar un helado a los niños en el Zoo, no moveremos un dedo.
Pero la discusión está abierta.

Comentarios