Steppenwolf
Gil tuvo que drogar a la chica. Drogas blandas. Era la única manera de subirla a la Santamonica. Cerca de trescientos cincuenta kilómetros. No serían más de dos horas y media.
Primero, tranquilitos, por la carretera de Burgos, hasta que se pudo avistar Somosierra. El plan era el de siempre. Si veía a la pasma, salir de la autovía y continuar por carreteras secundarias. Los frenos delanteros de doble disco eran nuevos. Con precaución hasta que asentaran bien, a 240 por Gumiel de Mercado. A 180 por Lerma. A 70 por la circunvalación de Reinosa. A 35 por la carretera de Villacantid. Ése era el plan. Y así salió, más o menos.
Primero, tranquilitos, por la carretera de Burgos, hasta que se pudo avistar Somosierra. El plan era el de siempre. Si veía a la pasma, salir de la autovía y continuar por carreteras secundarias. Los frenos delanteros de doble disco eran nuevos. Con precaución hasta que asentaran bien, a 240 por Gumiel de Mercado. A 180 por Lerma. A 70 por la circunvalación de Reinosa. A 35 por la carretera de Villacantid. Ése era el plan. Y así salió, más o menos.
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