Barrio 3: La tetera de la Abuela
La Tetera de la Abuela.
¿Alguien se ha preguntado alguna vez por qué las "teteras" se llaman "teteras"? Vale. Ya está.
Tenemos muchos cafés en el barrio. Cafés tipo "tertulia". Al entrar en uno de ellos, no hace falta mucha imaginación para creer ver un tipo con bigote engominado y chaleco en la mesa del fondo a la derecha, junto a los sanitarios.
También tenemos cafés de "corte moderno". Ponen "chillout" y mojitos. Y patatas fritas.
La Tetera ha quedado atrapada entre medias. Los desconchones de la pared, los bancos corridos forrados de terciopelo rojo y el olor a humedad clásico en todos los bajos de la zona lo asimilan a los viejos cafés centenarios. La oferta, lo pone cerca de la modernidad. Aparte de la carta de tés, hay algunos platos tipo "brunch". Cosas con curry y así, escritas en tiza directamente sobre la pared.
Lo que no me cuadra es la tira de lucecitas navideñas que hay en la entresala. Los epilépticos, sin duda, no tomarán el té sin sobresaltos.
A diferencia de otros cafés, te puedes sentar tranquilamente, tanto en la barra como en una mesa. No hay barullo. Es un refugio ideal. A pesar de que la camarera lea un libro titulado "Ensaladas" (clásico título de los libros del VIPS).
¿Alguien se ha preguntado alguna vez por qué las "teteras" se llaman "teteras"? Vale. Ya está.
Tenemos muchos cafés en el barrio. Cafés tipo "tertulia". Al entrar en uno de ellos, no hace falta mucha imaginación para creer ver un tipo con bigote engominado y chaleco en la mesa del fondo a la derecha, junto a los sanitarios.
También tenemos cafés de "corte moderno". Ponen "chillout" y mojitos. Y patatas fritas.
La Tetera ha quedado atrapada entre medias. Los desconchones de la pared, los bancos corridos forrados de terciopelo rojo y el olor a humedad clásico en todos los bajos de la zona lo asimilan a los viejos cafés centenarios. La oferta, lo pone cerca de la modernidad. Aparte de la carta de tés, hay algunos platos tipo "brunch". Cosas con curry y así, escritas en tiza directamente sobre la pared.
Lo que no me cuadra es la tira de lucecitas navideñas que hay en la entresala. Los epilépticos, sin duda, no tomarán el té sin sobresaltos.
A diferencia de otros cafés, te puedes sentar tranquilamente, tanto en la barra como en una mesa. No hay barullo. Es un refugio ideal. A pesar de que la camarera lea un libro titulado "Ensaladas" (clásico título de los libros del VIPS).
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