H, tipos de fiar y bisnis

H., otro H., me ha confirmado que todo es verdad. K. (otra K.) lo ha corroborado. Son tipos (tipas) de fiar. Son hombres (mujeres) de bisnis. No se conocen entre sí ni tienen puestos similares. Pero ambos tienen contacto con la Administración y, de una u otra manera, con el "poder", con "los que manejan".
Para nosotros, es una leyenda urbana. Y mejor que lo siga siendo. Existen sitios... -pido a H. (el otro H.) y a K. (la otra K.) que me disculpen por decirlo públicamente-. Existen sitios donde se paga a quince pavos la copa. Y hay peleas por entrar. Hay sitios donde huele a canela al entrar. Unos cuestan mil duros la habitación doble. Otros diez mil. Lo básico. El completo puede salir por cien mil, o lo que te quieras gastar. Estamos hartos de verlo en Madrid Directo. Sí, hay nocheviejas de 12 mil euros. Hoy he visitado ese sitio. Había un tipo en la terraza-bar (y cuando digo terraza, me refiero al último piso de un edificio céntrico de la ciudad, con piscina-jacuzzi y cinco camareros detrás de la barra a las seis de la tarde) sin camiseta. No he alcanzado a ver lo que bebía. Sospecho que algún tipo de "combinado", no menos de cinco euros la pieza. Con el calor que hacía, con total seguridad podría consumir unos tres a la hora. Si no tenía ocupación, probablemente estuviese en la sobremesa (por ejemplo, unos 7 u 8 combinados). Pongamos cuarenta pavos en la sobremesa. Pongamos que la casa invitaba a la comida, pero no al vino. Eso son otros trescientos pavos. Cien pavos por la cena y el refresco nocturno. Y trescientos pavos más por la habitación. Sumando los extras (el billete de metro para por la mañana), hagamos un cálculo de mil quinientos pavos por día. El sueldo de un ejecutivo. El sueldo mensual de dos peones de albañil (con horas extra).
El tipo descamisado y con gafas de sol parecía estar a gusto. Los otros dos tipos que se sentaban con él, también. Los cinco camareros, a su disposición. El resto del personal, en su salsa (rollito "tarde tranquila", pero alerta).
H. y K. me han dicho (aunque ya lo dicen en las pelis americanas y eso) que hay que "untar" a ciertas personas para conseguir trabajos de entidad. Al parecer, hay que chupar la polla de cargos medios para catar el maná. Tragarse su semen y eruptar. No hay que tomárselo mal, en plan bolchevique. Por lo visto, es lo normal. Todo funciona así. Los escándalos de Marbella son harto normales, pero si allí salta la liebre, es mucho más normal, porque es demasiado descarado. Algo así como el sainete de los poderosos. Probablemente, el tipo descamisado contaba chistes con protagonistas marbellís.
Por lo visto, todo en esta vida funciona por "comisiones". Una "comisión" es un pago que se hace en metálico o en especias, a cuenta de un "favor" (trabajo) que te "conceden". Por lo visto, cuando hay un "concurso público" (en los diccionarios de la democracia significa, en realidad, literalmente, "concurso público"), los enterados del asunto lo comentan y deciden quién va a ganar el concurso (antes de que nadie sepa que existe tal concurso). Juegan un parchís. O a la ruleta rusa. Quien gana, se queda con el "ganador". Este "ganador" viene bien al que ha ganado el concurso, porque le da un porcentaje (llamado "margen comercial"), que puede variar entre el 20 (si es un "concurso público") y el 50 (si no lo es). La diferencia fundamental, para los jugadores iniciales, es que si el concurso es público, tanto el riesgo como la ganancia son menores. Y a la inversa para los del concurso "privado" (tanto la ganancia como el riesgo son potencialmente mayores).
Aun así, si tienes la suerte de jugar en un concurso público (en el papel de "adjudicador"), puedes llevarte el 20% de "n" puntos (o "dinero") con el mínimo riesgo. Eso, suponiendo que haya competidores...
Al parecer, los "adjudicatarios" (o sea, quien finalmente hace el trabajo "real") ya están al tanto del asunto y, tanto si les preguntas como si no, te dan apresuradamente tu porcentaje (incluso si manifiestas no saber nada acerca del tema).
Al parecer, esto es lo normal. En este país, todo el mundo funciona así.
Yo había escuchado ya esta frase en la barra de un bar. Pero nunca de labios de alguien de quien yo esperase fidedignidad. No es que no me crea lo que dicen los mismos que gritan "¡Camacho, quiero un hijo tuyo!". Es que trato de llevar una vida normal. No podría hacerlo (llevar una vida normal) si diese por sentado que todo el mundo trapichea. Si diese por sentado que es igual cambiar un cigarrillo por una tapa de aceitunas, que aceptar un encargo a cambio de 20 mil pavos. Si diese por sentado que hay un porcentaje muy alto que forma parte de la renta "per cápita" que finalmente se distribuye entre un porcentaje bajísimo de "cápitas".
Así que, sin más, daré por seguro que me han sentado mal las cervezas.
Por tanto, estoy absolutamente borracho y desvarío. En estos momentos. Absolutamente. Supongamos por un momento que acepto formar parte de este juego (que me he inventado en mi cabeza, estando preso de los vapores alcohólicos). Supongamos que alguien me da un trabajo apetitoso y que, a cambio, he de entregarle una cantidad de dinero. Tengo familia. Tengo gastos. Y, en realidad, estoy beodo. Se me va la pinza. Aunque le diese parte de la pasta, es como si no se la hubiese dado. Haré como si nunca hubiese existido. Nunca llegaría a existir. En verdad. Es parte de las reglas del juego. Al parecer, todo el mundo sabe que un trabajo de 200 mil pavos, en realidad son 140 mil de ganancia (en bruto, sin quitar lo de Hacienda). Paradójicamente, un tipo de la misma "administración" se quedará con un porcentaje (pongamos el 16%, por hacernos los graciosos). Y la Administración -Hacienda-, con otro 16%. Al final, todo queda en casa, ¿verdad?
Ja, ja, ja. Estoy completamente ebrio.
Apoyado en la barra de un bar, todo parece posible.
Y eso que estamos en democracia.
Vale, esto es patético. Es cierto que estoy algo ebrio, pero no tanto como para terminar estas líneas con unos chistes (o lo que sean) tan malisísimos.
Resumo: si la oferta es seria, me apunto. Si hay que "untar" a nosequién, y nosequién necesita un porcentaje para nosequé, porque nosecuántos del margen comercial, no me apunto. No necesito esto, a estas altura de la vida. No necesito cancelar mi hipoteca antes que nadie. Ni necesito un coche de menos de diez años. El que tengo corre poco, aunque yo me ponga chulo, y eso me ahorra la vida y un montón de multas (casi seguro que me acabaría estrellando a 240 por la de Burgos). Necesito estar a gusto. Necesito estar bien. Dormir por las noches me da igual. Las preocupaciones me dan lo mismo, siempre que sean correctas.
Creo en la corrupción del sistema y creo que es sistemática. Existía antes y existirá después. Me cago encima de quienes la permiten, apoyan, disfrutan. Me tiro un pedo líquido sobre sus faces. Lo hago ahora y mañana, al levantarme. Cuando me levante, iré a echar la primera meada. Miraré fijamente al Pato WC (a la izquierda, en el punto de mira) y pensaré: "Me cago en tó el sistema". Pero no me cagaré. Me mearé sobre el Pato WC.
Por darle enjundia, declaro: si algún día cedo a los empujes del sistema, me cagaré encima de mí mismo y me comeré mi propia mierda. Me sentiré tan mal, que hacerlo me resultará una experiencia grata.
Me gustaría darle un cariz notable a esta declaración. No parecer un "jipi" o un "grunch" o un "colgao". Pero no se puede ser normal y rezar este credo. No soy "jipi", "grunch" ni "colgao" (aunque sí huelo mal, habitualmente). Definitivamente, no soy de izquierdas. Y, menos aún, de derechas. Soy más partidario de la izquierda (en cierto sentido de evolución histórica) que de la derecha, pero me meo en la izquierda, en el centro y en la derecha. A nivel "comportamiento político-social", probablemente parezca más de centro: parezco "jipi", pero no lo suficiente como para hacer "algo de verdad". Y probablemente estoy condenado a parecer de "centro" y serlo de hecho. Qué tristeza más triste. Otro día me justificaré. Explicaré por qué opto por ser pasivo. Para sentirme bien (o sea, para sentirme mal, quiero decir). Mientras tanto, seguiré cagándome en la izquierda, en la derecha y, sobre todo, en el centro. Tomo partido por lo que "no es". Tomo partido por el "no ser". A veces pienso que me gustaría más vivir en una dictadura (que es igual que una democracia, salvando las distancias, a efectos prácticos, excepto por que siempre sale el mismo pibe en televisión). Así, al menos, algo me impeliría a tomar partido activo por una u otra postura. Aunque eso me haría sudar más de lo necesario en épocas de calor. Con lo mal que llevo el calor... Ale.

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