Chocolate
Hoy he usado, por vez primera, algo que dice ser un "jabón de chocolate".
Parece chocolate. Huele a chocolate. No pienso probarlo, pero estoy seguro de que también sabe a chocolate. Bueno, igual lo pruebo mañana.
Antes, en la época experimental, se conformaban con ponerle colorantes (o "excipientes") y aroma (un aroma que no sé de dónde sacaban). Como quien dice, echaban tinta marrón al jabón y le añadían un mejunje que podría remotamente recordar el "aroma" del chocolate.
Ahora, estoy seguro de que tienen un contrato con Nestlé (o con Ruiz Mateos y Trappa) y aprovechan los residuos que no pasan los controles de calidad para mezclarlos con residuos de aceite y sacar "jabón de chocolate". El proceso es el siguiente:
-Ruiz Mateos trae "cacao" de una isla lejana.
-Lo pela con mucho cuidado (tal vez con una "Master Peeler"). Las peladuras van para destilar y hacer "aceite de cacao" (probablemente acabe en algún "spa urbano").
-Con la pulpa, hace chocolate con leche (de los sobrantes de la tasa UE de Lácteos Arnedo) y lo vende en forma de tabletas de "chocolate con leche".
-Las churrascas quedan para bombones Trappa, previa insuflación de diversas sustancias (por ejemplo, las churrascas sobrantes de la destilación que da lugar al Garvey).
-Finalmente, las churrascas de las churrascas que se utilizaron para bombones, algo que ni siquiera el Ministerio de Sanidad se atrevería a dar por bueno, se mezclan con las churrascas del aceite de orujo (que sale de otras churrascas, a su vez). Y eso da lugar al "jabón de chocolate".
Gracias al ingenio de los empresarios españoles (me da igual la nacionalidad, porque estoy seguro de que los empresarios extranjeros comparten las mismas cualidades que los nacionales), puedo lavarme las manos con una mezcla de churrascas de churrascas de pulpa de cacao con churrascas de churrascas de olivas. Por ejemplo, si desayuno un cola-cao, como una chocolatina a media mañana, tomo una onza de chocolate después de comer o un batido de chocolate para merendar, y además me lavo las manos con "jabón de chocolate", estoy convirtiéndome en un "friki del chocolate" sin darme cuenta. Y Ruiz Mateos (o quien sea) está casi controlando mi vida... No hablemos ya de los masajes de chocolate. De los bomboncitos del cumpleaños. Los ambientadores de chocolate. La chocolatomanía del Sampaka de Alonso Martínez: mermelada de naranjas amargas con chocolate, cobertura para pasteles, chocolate con tomate, chocolate al curry... Hace poco he visto un balón de fútbol de chocolate, con un silbato de chocolate a juego.
Creo que el chocolate cierra una época ahora. Ha agotado, al menos durante unas décadas, su valor erótico.
Casualmente, y según la Wikipedia, Joan Corominas formuló una teoría acerca de la etimología de la palabra "chocolate". Digo "casualmente" porque estoy leyendo (desde hace muchísimos meses) el Cuaderno Gris de Pla. Corominas es uno de los personajes habituales en sus páginas.
Al principio del libro (es una especie de diario novelado, con mucho morro por parte del autor), Pla me cae muy mal. A lo mejor porque me parezco un poco a él. O me "parecía". Y muchas veces me caigo mal. Por ejemplo, cuando me escucho en una grabación, o me veo en vídeo. Me caigo mal. Pienso: "joder, qué puto gilipollas insoportable debe de ser ese tipo que soy yo". No lo digo retóricamente. Lo pienso de verdad. Cuando no me veo en el espejo (o A/V), me caigo mucho mejor. El problema es cuando me veo desde fuera. No necesito un viaje astral. Sólo un CMD+CTRL+ALT+N en QuickTime, y me grabo la voz. Mi voz en mi ambiente diario regular. En un primer momento, sueno falso. Y en el segundo. Como sé que me estoy grabando a mí mismo, trato de resultar agradable. O desagradable, pero al menos original. Es terrible. Me odio. Cuando me leo, el resultado no es mejor. Soy un pedante de mierda. Incluso escribiendo esta frase, que ahora no me parece tan mal, sé que cuando la lea mañana (o, lo que es peor aún, dentro de meses o años), me resultaré pedante. Algo engorroso. Estaré deseando haber terminado mucho antes este párrafo. Lo releeré y pensaré: "¿Cuántas putas veces va a repetirse?". El alivio es que siempre se puede otear el próximo párrafo. El próximo punto y final. Es fácil esquivar lo que a uno le sonroja.
Según he ido avanzando, Pla me cae mejor. Ahora parece menos agilipollado. Yo, en cierto sentido, he pasado por algo parecido, y exactamente con la misma edad, así que sé de lo que hablo. Puede ser una suma de coincidencias. Ahora a su family-feber le va regular. Su hermano y él se han quedado en una pensión de Barcelona. Todavía me parece algo "lujoso" (aunque se queje de la comida y demás), pero es suficiente. Ha comenzado a preocuparse de sí mismo de un modo distinto. Está algo asustado. Inseguro. Tiene a su hermano. Tiene a su familia, que paga la pensión (ahora, se podría decir "el piso compartido") y el resto de gastos. Si falla, tiene cama y comida en su casa de Palafrugell. Aunque está protegido, es capaz de oler la intemperie, en el sentido neto de la palabra. Eso ha aguzado su sentido literario. Si el Cuaderno Gris se hubiese quedado a la mitad, no habría valido un real. O hubiese podido ser el "Mañas" de una época, de un ambiente. Sin profundidad.
En su favor, diré que no es nada melodramático. No es efectista. La escritura es sincera. Algo barroca para mi gusto, pero sin llegar a ser desagradable en exceso. Y algo opaca. Demasiado sincera, en apariencia. No es un autorretrato. Muchos misterios sin resolver. Adivino que no era de naturaleza misógina, como dicen las biografías. Ni como dice él. Sospecho que era un tipo extremadamente sociable. Curioso, inteligente. Tendía al encierro voluntario, al enclaustramiento interior, porque tenía mucho sobre lo que reflexionar. Eso no te hace necesariamente infeliz. Aún habría de descubrir por mí mismo si su reflexiones merecieron la pena. Para él, sí, por descontado...
Como curiosidad, parece ser que en una época determinada mantuvo una estrecha relación -al menos, laboral- con el abuelo de Aznar, el viejo director de los nombres Diario Vasco, La Vanguardia, Semana, El Sol, EFE y otros. Casi ná.
Salud.
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